sábado, 20 de abril de 2019

MAÑANA DE SÁBADO SANTO
A cuenta de la Religiosidad Popular


No es mi intención en esta “mañana santa” realizar un análisis ni una valoración sesuda de la realidad, necesidad u oportunidad de la Religiosidad Popular en nuestra sociedad y su sentido a la hora de vivir nuestra fe. Ya hay muchos estudios y muchas valoraciones de la misma.
Solo quiero constatar lo agradable y edificante que es acercarse a las expresión de esa Religiosidad sin “corsés” previos, tantas veces instalados en nuestras estructuras mentales y que no dejan espacio a la vivencia y expresión de lo que nuestro corazón siente.

Ver el cariño con el que la encargada de turno le cambia a la imagen de la Dolorosa su “traje diario” por el “traje de fiesta”, ver el cariño con el que el emigrante se agarra a la Cruz de Jesús, sentir la emoción de la señora mayor que “presta su pie” para recordar el gesto de Jesús en su cena de despedida, la mimada preparación de los detalles de las procesiones, sentir que el silencio de las celebraciones es un silencio preñado de sentimientos,…
No siempre son las expresiones encorsetadas de la liturgia las que hacen surgir los sentimientos profundos de las personas. Muchas veces, también en la Semana Santa, lo que no tiene demasiada importancia en “lo oficial” es lo que hace vivir el sentido más profundo de lo que nos une en la celebración.
Respeto a lo que vive, y siente, el hermano y abrir nuestro corazón cada día para poder recibir su “lección” son actitudes que nos enriquecerán y nos hará sentirnos realmente “prójimos” de quien está “próximo”.

No es día de muchas palabras la mañana del Sábado Santo. La Iglesia entera estamos a la espera de la gran fiesta pascual mientras compartimos el dolor de la Madre que ha perdido el hijo de una manera injustificable, la frustración de quienes dejaron su trabajo y su familia por seguir a Jesús, del pueblo sencillo que por fin había conocido al Mesías esperado,… y mientras nos encontramos especialmente unidos a los crucificados de nuestro tiempo… Son multitud.
Una mañana dolorosa pero esperanzada.

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