sábado, 29 de abril de 2017

Fiestas Populares

Ya que ha comenzado el calendario ininterrumpido de fiestas hasta que se acerque el invierno, me apetece compartir con vosotros una breve reflexión. Unas pocas líneas que no quieren caer en “cualquier otro tiempo fue mejor” ni tampoco en el “nunca como ahora”. Las fiestas populares (no comento ahora las fiestas “grandiosas” de nuestras ciudades,…) creo que son expresiones ante las que siempre es bueno tener los ojos bien abiertos para descubrir la realidad de la vida de los pueblos, de sus cercanías, de la sociedad en general,…
No soy sociólogo, ni pretendo jugar a ello, pero sí que me parece que es bueno no reducir la fiesta del pueblo a un cartel realizado con mayor o menor esfuerzo, con mayor o menor presupuesto. La fiesta del pueblo, creo yo, nunca es un programa ni un presupuesto. Hay programas soportados por un presupuesto importante que “no tienen vida” y otros sencillos programas festivos que “sí tienen alma”.
Un asunto de discusión habitual en nuestras tertulias festivas es si la fiesta del pueblo es para que la disfruten “los del pueblo” o “los de fuera”. Si lo que se trata es que la gente del pueblo tenga un espacio de reunión especial ese día, o esos días, o que los de los pueblos de alrededor acompañen a los “nativos” en sus celebraciones. Si se leen despacio los programas enseguida te das cuenta del objetivo perseguido. Es cierto que hay ocasiones en las que es clara la voluntad de “atender” a las dos direcciones pero no es menos cierto que raramente se realiza ese ejercicio de una manera ponderada. Personalmente creo que la fiesta debiera ser, sobre todo, para “los del pueblo”, para quienes necesitan un espacio de estar “todos juntos” y relajados sin asuntos que dilucidar ni trabajos que realizar, ni discusiones que soportar, ni... Estar de fiesta juntos. Ni más ni menos.
Es cierto que en ocasiones se convierte en un ejercicio complicado celebrar la fiesta para los del pueblo porque hay muchas tiranteces que lo hacen complicado o diferentes maneras de entender la fiesta o… pero creo que merece la pena el intento. ¿Está mal pensar en unas fiestas para que nos acompañen los vecinos? Por supuesto que no, pero me parecen más interesantes las que miran hacia adentro. Es mi opinión,... una opinión.
Cada vez más es motivo de comentario el cambio que, sin duda, se está produciendo en las fiestas de los pueblos más grandes y también en algunos más pequeños. El esquema de comida familiar y baile en la plaza parece tener sus días contados, mejor dicho, ya no existe.
Tal vez por la crisis económica, tal vez por las nuevas costumbres sociales y laborales, tal vez por la proliferación de las lonjas juveniles, tal vez por la composición de las familias o por el tamaño de las casas, tal vez por el precio exorbitado de los grupos musicales, tal vez por el individualismo reinante, tal vez por los controles de alcoholemia, tal vez por… lo cierto es que el esquema de hace quince o veinte años de muchas fiestas ha cambiado, a pesar de que hay quien continúa cerrando los ojos a esa nueva realidad festiva y continúa programando como si el tiempo no hubiera pasado.
Una nueva realidad que no debiera llevarnos a quedarnos anclados en la añoranza de tiempos pasados. Hoy las fiestas populares, en general, siguen siendo ámbitos de convivencia sobresalientes, son espacios de relación intergeneracional que no es fácil de reproducir en otros  momentos del año, son expresión de la personalidad del lugar, hablan de su realidad y de sus aspiraciones,… Son jornadas que, por muy sencillas que nos parezcan, requieren de esfuerzo y dedicación en la preparación por parte de algunos vecinos que nunca se ha de desdeñar. Siempre es positivo que alguien se esfuerce por los demás y nos toca aplaudir sin descanso a quienes ponen todo su empeño para que la fiesta del pueblo sea una realidad.
Y, por último, pero no menos importante, también son momentos privilegiados para expresar la fe en comunidad y para descubrir y celebrar que la fe y la vida en el pueblo están íntimamente unidas, que ambas se apoyan y se ayudan a crecer. Momento privilegiado para concretar el amor a todos los “próximos”, sin excepción, y para apostar por los vecinos que más necesitan recibir “buenas noticias” porque están pasando malos momentos.
¡¡¡Felices Fiestas!!!

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