sábado, 3 de marzo de 2018

¿Qué Dios hay como tú?


Pastorea a tu pueblo, Señor, con tu cayado,
al rebaño de tu heredad,
que anda solo en la espesura,
en medio del bosque;
que se apaciente como antes
en Basán y Galaad.
Como cuando saliste de Egipto,
les haré ver prodigios.
¿Qué Dios hay como tú,
capaz de perdonar el pecado,
de pasar por alto la falta
del resto de tu heredad?
No conserva para siempre su cólera,
pues le gusta la misericordia.
Volverá a compadecerse de nosotros,
destrozará nuestras culpas,
arrojará nuestros pecados
a lo hondo del mar.
Concederás a Jacob tu fidelidad
y a Abrahán tu bondad,
como antaño prometiste a nuestros padres.
       (Miqueas 7,14-15.18-20)


Al releer este trocito del profeta Miqueas esta mañana me ha venido a la memoria la charla de hace unos pocos días con una de las personas que suelen asistir con frecuencia a las celebraciones dominicales. Una persona sencilla, sin grandes estudios porque la vida le hizo trabajar desde pequeño cuando lo realmente importante era que no faltara unas alubias que llevarse a la boca y cuando todos los miembros de la familia, también los niños, debían aportar sus manos para que el objetivo de sentarse diariamente alrededor de la olla familiar fuera una realidad cada jornada.
Me decía que “yo no entiendo mucho de esto pero lo que tengo claro es que no hay religión mejor que la nuestra porque puedes hacer lo que quieras y si te equivocas te perdonan”. Seguramente que este frase tan sencilla y con tantas imperfecciones teológicas, dogmáticas, eclesiales,… es una confesión de haber entendido a la perfección la figura de un Padre misericordioso que perdona, que “destrozará nuestras culpas y arrojará nuestros pecados a lo hondo del mar”, como hemos leído en el texto de Miqueas.
Existen multitud de definiciones más correctas, más completas, más… pero comprender y vivir desde la bondad de un Padre que respeta nuestra libertad y que perdona sin excepción nos lanza a vivir nuestro ser cristiano de una manera diferente a quienes intentan buscar el soporte de su vida cristiana solo desde  en el cumplimiento de normas y ataduras formales. “Este rebaño que anda solo en la espesura” de nuestro mundo necesita descubrir y vivir desde un Dios al que “le gusta la misericordia” y que respeta la libertad de todos y cada uno de sus hijos.
Jesús nos habló con tanta claridad de su Padre, de nuestro Padre, que parece mentira que haya pasado tanto tiempo y todavía no nos sintamos parte de su rebaño, que no conozcamos todavía al Pastor, que nos empeñemos en elegir los caminos más empinados y pedregosos para nuestra vida diaria,…
Tal vez este tiempo de Cuaresma es un tiempo apropiado para descubrir que nuestro rebaño necesita de un Pastor, para  reconocer este Padre que perdona, a este Padre que alimenta nuestra libertad y que provoca diariamente nuestra responsabilidad. Es una buena ocasión y las ocasiones… “cuando pasan”, dice la sabiduría popular.

1 comentario:

  1. Buenas tardes. Ese parroquiano, desde su sencillez, ha captado parte de la esencia del Evangelio. Como decía el Santo Padre Benedicto XVI en una de sus encíclicas; "Deus caritas est (Dios es amor)". Ello no implica carta blanca para actuar como nos venga en gana confiando en el perdón de un Dios presto al perdón. Pero tampoco erraba tanto el tiro. Como decía aquel chiste de un hombre ateo que, antes de morir, pidió confesión ante el asombro de todos que le preguntaban por el motivo en virtud del cual lo hacía y contestó "Por si acaso". Hemos pasado de creer en un Dios omnipotente, castigador e inflexible a un Dios misericordioso que nos acoge y perdona siempre que hagamos examen de conciencia, oremos, mostremos arrepentimiento y tengamos propósito de enmienda. La vida me ha enseñado que,en muchas ocasiones, la verdadera sabiduría la atesoran las personas mas sencillas y humildes. La falta de instrucción, muchas veces por falta de oportunidades, no implica falta de sabiduría e inteligencia. Hay personas con "las cuatro letras" que te dan verdaderas lecciones de vida, con un sentido común poco frecuente. Desde la humildad, siempre hay que tener los ojos y oídos bien abiertos y estar dispuestos a aprender. Todo ser humano tiene algo que aportarnos y enseñarnos. Un saludo a todos.

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