martes, 23 de agosto de 2016

Limpiar por dentro

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera.» (Lucas 23,23-26)


¡Qué bien nos viene de vez en cuando una llamada de atención como la del evangelio de Lucas! No es que nos diga nada que no sepamos pero, de vez en cuando, un recuerdo…
Además, yo creo que en esta sociedad nuestra en la que tanto se valora “la fachada”, “la apariencia”, “la imagen”, el “envoltorio”,… todavía es más necesario escuchar con atención este trocito del evangelio. Una llamada de atención válida par todos, pero en especial para quienes piensan que son más importantes que el “común de los mortales”, para quienes piensan que están un par de peldaños por encima de los demás, para quienes se sienten “mejores” que la vulgaridad de la “chusma”. Para ellos especialmente, pero también para todos viene bien escuchar de vez en cuando una “llamadita de atención”.
La imagen que acompaño a este breve comentario me parece que ayuda  comprender las palabras de Jesús. Me llamó la atención que el artista callejero que se dedicaba a retratar a los turistas, comenzaba siempre su “obra de arte” plasmando en el papel los ojos, la nariz y la boca del modelo. Tras dedicar un buen rato a retratar, nunca mejor dicho, estas partes del rostro continuaba con el cabello, las ropas, los detalles,… incluso al final les ofrecía la posibilidad de elegir entre diferentes fondos de la ciudad. Lo importante es lo importante, de las personas y de nuestra vida diaria.
No está mal el ejercicio que Jesús le propone al fariseo del evangelio: “limpia primero la copa por dentro”. Ejercicio que tal vez nos convenga hacer también a nosotros antes de limpiar nuestra copa por fuera porque si estamos “limpios por dentro”, “quedará limpia también por fuera”, como dice el evangelio.
Y esta advertencia que se nos hace a nivel personal tiene validez para nuestra relación con los vecinos, para esta sociedad en la que nos toca vivir y también para nuestra Iglesia. No nos detengamos tanto en la apariencia del vecino sino en la limpieza de su interior y seguro que nos llevamos más de una sorpresa agradable. Hay mucha más gente de lo que nos imaginamos que cuida su interior y que tienen “la copa y el plato bien limpios” aunque nosotros nos hayamos fijado mucho más en su pequeño “mosquito” y sin darnos cuenta de nuestro propio “camello”.
Esto mismo lo podemos, y debemos, trasladar a nuestra sociedad. Es cierto que la corrupción y abusos similares son una lacra de nuestra realidad pero no es menos cierto que hay mucha, mucha gente que desde distintas sensibilidades, religiones y convicciones dedican mucho esfuerzo por “limpiar por dentro su copa” y sería injusto no alabar y agradecer esos esfuerzos realizados y esos logros conseguidos.
Y también podemos y debemos abrir los ojos para descubrir que en esta Iglesia con tantos fallos existe una gran cantidad de personas sencillas en nuestros pueblos y ciudades que se toman en serio el evangelio de Jesús y sus vidas están “limpias” e intentan ayudar a “limpiar” la vida de los vecinos, se esfuerzan para que el Reino de Dios siga creciendo e intentan cumplir la voluntad de Dios desde la sencillez y la humildad.
Ya tenemos una labor a realizar: ¡¡¡¡Limpiar la copa por dentro!!!!


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