¿Cuántas veces hemos escuchado: "la liebre cuando pasa"? Pues a partir de este Domingo "pasa el Adviento", comienza el Adviento con sus cuatro Domingos. Se nos ofrece un regalo para preparar y, sobre todo prepararnos, para celebrar la Navidad con su Mensaje más profundo.
En un reciente paseo mañanero me encontré con esta imagen que me apetece Compartir con vosotros porque me da la sensación de que puede hablarnos del Adviento, de la necesidad de "salir de nuestros charcos" de cada día y ponernos en camino hacia la llegada de la Luz para nuestra realidad.
Es verdad que para avanzar, a veces, hay que sortear los charcos del camino y salir del camino marcado para todos igual. Muchas veces es más cómodo y "más sano" prescindir del "borreguismo universal". Lo importante no es el camino sino el lugar al que nos conduce. Lo importante de la foto no son los charcos sino la luz a la que nos dirige.
Estamos mirando con atención permanente a nuestro suelo, solo a nuestros charcos, y a veces perdemos el sentido final de nuestros esfuerzos y la repetición machacona de objetivos que sabemos, porque lo sabemos, que nunca los alcanzamos.
La navidad de los regalos, las luces y las comidas extraordinarias ya las preparan otros intereses. La invitación que recibimos en Adviento es a preparar la Navidad de la Luz de Jesús que nos trae el inmenso regalo de su compromiso de "patear" junto a nosotros, de "embarrarse con y por nosotros".
El Adviento es un Regalo. Un tiempo de preparación, de revisión, de compromiso, de esperanza, de mucha esperanza,... Me parece que merece la pena que dediquemos un poco de nuestro tiempo y un poco de esfuerzo para preparar la acogida de "lo que se nos anuncia".


