lunes, 27 de junio de 2016

Libertad... desde el amor

Evito en esta jornada hacer comentarios sobre lo que, sin duda, va a ser motivo de comentario en todos los rincones de nuestros pueblos y ciudades. Se produjeron las elecciones, se desarrollaron con normalidad, la gente expresó su voluntad y quienes solicitaron el voto tienen tarea para los próximos días. Esperemos que la realicen con responsabilidad.
Sin embargo, sí quisiera compartir con vosotros algunos sentimientos que ayer se cruzaron y que hoy me apetece “ordenarlos” en mi cabeza y compartirlos con vosotros.
A la vez que ayer se celebraba la jornada electoral y celebrábamos el Día del Señor en las Eucaristías dominicales, se unieron, por una parte, la llamada de San Pablo a la libertad, “vuestra vocación es la libertad” (Galatas 5,13) y, por otra parte, mientras me acercaba al colegio electoral me venía desde mi “archivo musical” más antiguo la canción “Libertad sin ira” del grupo Jarcha que por el año 1976 era entonado con énfasis en unos momentos políticos y sociales tan diferentes a los de hoy. Una canción que para los más jóvenes de hoy no dejará de ser una partitura “casposa y trasnochada” pero que para quienes en aquellos tiempos estábamos abriendo los ojos a una nueva realidad política y social se convirtió en un recopilatorio de muchas aspiraciones. Dejo para los más jóvenes o desmemoriados el enlace para que podáis escucharla y “reíros” de los ritmos de la canción, de la “variedad instrumental”, de la calidad del sonido, de los atuendos de los artistas pero…eran otros tiempos: https://www.youtube.com/watch?v=NrROdpJb4Ek
Decía la canción “sin ira hay libertad” y, pasados 40 años, me sigue pareciendo una afirmación que puede ser suscrita también hoy. Pero una afirmación que cobra más fuerza si somos capaces de ponerla en positivo: “con amor hay libertad”. Y esa afirmación coincide con la segunda lectura que ayer se leyó en todas las iglesias del mundo..
Ya sé que, una vez más, es ir contracorriente. Soy consciente de ello. Sé que la libertad, hoy como siempre, también entra entre los “logros” ofrecidos por la sociedad del dinero y del poder. Pero todos sabemos, y no nos hacen falta explicaciones, que la libertad no se consigue “teniendo más”. Lo sabemos por experiencia y porque cuando nos paramos a analizar nuestra vida y nuestro mundo somos conscientes de que cuantas más cosas tienes menos libre eres.
Antes de concluir permitidme sumarme a la afirmación de San Pablo en la carta que escribe a los Gálatas: la vocación de los seguidores de Jesús no es otra que la libertad y no hay mejor experiencia de libertad que amar, a Dios, a quien quieres y te quiere, a quien no te quiere, a quien piensa como tú y a quien piensa diferente. Si quieres ser libre, no hay mejor camino que amar sin excepción y, aunque parezca radical la consecuencia, si no amas nunca encontrarás la verdadera libertad. También lo sabemos. Nadie nos tiene que dar explicaciones. Tal vez nos haga falta dedicar un tiempo, “sin prisa”, para tomar conciencia de ello y para explicitarlo pero experiencia… tenemos todos.
Que ustedes gocen de esta nueva semana.

viernes, 24 de junio de 2016

San Juan Bautista

Ya ha llegado esta jornada de Junio siempre especial y ha llegado para que gocemos de ella como se merece. Los estudiantes porque, por fin, los “codos” reciben el alivio propio de las vacaciones y se disponen a disfrutar de unas jornadas esperadas durante todo el año. Los que comienzan a disfrutar de las vacaciones laborales porque hay tiempo para estar con la familia y los amigos de una manera más relajada. Los que sustituyen a estos últimos porque tienen un pequeño respiro en sus agobios económicos. Los que tienen que recoger la hierba para alimentar el ganado en épocas menos propicias porque, a pesar de las grandes pechadas que hay que soportar, el tiempo siempre se estabiliza un poco más y permite realizar las labores en mejores condiciones (aunque hoy…). A los que disfrutan de las fiestas populares les llega su “época dorada” con un calendario cargado de hitos imposibles de rehuir. Los que… Para mucha gente esta fiesta de San Juan Bautista es una especie de “frontera” que gusta cruzar porque parece que se abre un espacio diferente del año.
Dejamos para comentar en otro momento la magia (no se puede llamar de otra manera) de la que está impregnada esta fiesta de la noche pasada de las hogueras, del significado del fuego, de las leyendas, de la naturaleza,… Nos llevaría muy lejos y algún día intentaré “compartir sin prisa” algunas cosas de éstas ante las que no debemos de cerrar los ojos porque están ahí, han estado y van a seguir estando.
Hoy quiero compartir con vosotros una sencilla reflexión sobre la importancia de este personaje como encargado de señalar al Mesías entre la humanidad y aprovechar esta fiesta para “recoger el guante” que se nos lanza a cada uno de nosotros. No es que la etnografía y la cultura milenaria no me interese, todo lo contrario, sino que hoy me apetece más escribir sobre lo que me parece que es más actual y también más comprometido de este personaje, Juan el Bautista.
Lo que más admiro de este personaje es saber cuál es su sitio y cuál es su misión, cuál el encargo recibido y su lugar en los planes de Dios. Ni más ni menos. Él sabe que no es el Mesías, sabe que no es el “protagonista de esta película” sino que es el que “señala al protagonista”, que no es lo mismo ni parecido. Algunos querían colocarle en el primer lugar en el “listado de créditos” pero él lo tiene muy claro: “no soy digno de desatarle la correa de las sandalias” (Jn. 1,27).  El objetivo de su vida no es “parecerse a…” o “ascender a…” sino cumplir su cometido. Ni más ni menos. Conoce qué es lo que Dios espera de él y lo cumple. Y no descansa hasta que está seguro de que ha cumplido su misión y ha acertado a la hora de señalar a Jesús como el Mesías esperado por Israel durante siglos.
Según la tradición, cueva en la que nació Juan Bautista
Cuando el Bautista escucha la respuesta que Jesús había dado a los dos discípulos que envió a preguntarle si era “el que ha de venir”, entonces da por concluida su misión. Bien hecha, por cierto. Trascribo la respuesta de Jesús por si alguien no la recuerda: “los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva” (Mt. 11,5). Seguro que este texto va a ser protagonista de algún comentario pausado,… muy pausado. Simplemente lo anoto hoy para saber cuál es el final de la misión de Juan.
¡Cuán importante es saber cuál es nuestra encomienda en este mundo en el que nos ha tocado vivir y también en nuestra Iglesia! ¡Cuántas frustraciones personales y grupales se evitarían si cada uno de nosotros buscara cumplir con su misión, y sólo eso! ¡Cuánta energía perdida en ser igual que fulanito y en hacer las mismas cosas que menganita! ¡Cuánta envidia de no sé qué! ¡Cuántos traumas sufridos por no ser como zutano!
Hay innumerables motivos para celebrar esta fiesta popular en nuestro entorno pero también es una buena oportunidad para preguntarnos por nuestro papel en los espacios en los que nos movemos y nos desarrollamos. Seguro que nos hemos planteado muchas veces este interrogante y hemos respondido desde la sinceridad y la responsabilidad, pero esta es una respuesta que necesita actualidad. No sirve la contestación de cuando la sociedad funcionaba con otros retos y con otras necesidades, no sirve la respuesta de cuando las circunstancias de mi vida eran diferentes a las de hoy, no sirve la respuesta de cuando mi fe se encontraba en otros dilemas, no sirve…
Hoy, ¿cuál es mi lugar y mi misión? Estoy seguro que este interrogante nos ayudará a celebrar esta fiesta de hoy.

martes, 21 de junio de 2016

Merece la pena intentarlo

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.” (Mt 7,12)

Hoy, en las Eucaristías que se celebren en nuestros pueblos o en cualquier lugar del mundo, se nos invita a recordar, orar y reflexionar con este trocito del evangelio sobre el que me apetece “Compartir sin prisa” con vosotros un sencillo comentario.
¡Qué bien suena! Quien diga que es difícil comprender la manera de actuar a la que somos convocados los seguidores de Jesús es que no ha escuchado, no ha leído o no ha dejado “reposar” en su interior este evangelio. Es tan fácil…
Toda la Ley anterior a Jesús, toda las “intervenciones” de los profetas en la historia del Pueblo de Israel, todo… queda recogido en una máxima tan corta y tan radical como la que Jesús plantea: “…como queréis que ellos os traten”. Esto lo comprendemos todos a la perfección. No son teorías sino experiencias concretas.
No es necesario que dediquemos demasiado tiempo a la reflexión y al estudio de no sé cuántas “verdades”. Se nos indica la forma de actuar según una “fórmula matemática” muy sencilla y que nunca falla: ¿te gusta sentirte querido?, ¿necesitas sentirte escuchado?, ¿requieres sentirte perdonado?, ¿pides una segunda oportunidad?, … Esos mismos deseos, esas mismas querencias, esos mismos sentimientos,…, exactamente los mismos, aplícalos con quienes te ha tocado recorrer este camino al que llamamos vida. No algunas de las cosas que necesito para ser feliz, todas.
Con el tiempo, con la mejor de las intenciones y no siempre con los resultados deseados, hemos ido envolviendo con diferentes capas de “normas y explicaciones” la sencillez y rotundidad de las palabras de Jesús. Algunas de esas normas se han ido quedando en nuestra “memoria histórica” y hemos terminado dando más importancia a la norma que a lo que la envuelve. Nunca es tarde para regresar al núcleo y despojarnos de lo que nos estorba para comprender cuál es la propuesta de Jesús.
No hay muchas afirmaciones más claras, contundentes y, sobre todo, prácticas que esta frase del evangelio. Práctica a la hora de comprender nuestra relación con el cercano y también con el lejano. Práctica para “hacer política”, entendida como la organización de nuestro mundo. Práctica para nuestra Iglesia que tantas veces se “devana los sesos” en encontrar su lugar en el mundo. Práctica para acertar en el fundamento de las ONGs, de los Sindicatos,… para todas las personas de buena voluntad, creyentes o no.
Basta con cerrar los ojos para imaginar por unos pocos minutos cómo sería nuestro mundo si esta frase que hoy recordamos fuera el “leitmotiv” de la realidad que nos envuelve. Y si se nos hace poco evocador desperdigarnos por “el mundo”, hagamos ese ejercicio con realidades más cercanas como puede ser la familia, los vecinos, el pueblo, mi cuadrilla de amigos,… ¿Si tratara a todos como me gusta que me traten a mí? Cierro los ojos y… ¡Qué fácil… y qué bello!
¿Imposible? ¿Quién o qué me lo impide? “Tal vez pueda intentarlo yo, pero…¿si los otros no quieren?”. La respuesta a esa pregunta es clara: empieza tú, asume el reto y las dificultades (nadie dijo que fuera fácil), sé feliz con esa manera de actuar y… tal vez se anime alguno más a “tratar a los demás como…”. De hecho hay mucha gente que ya vive de esa manera, todos lo sabemos y, además, les conocemos. Basta abrir los ojos para ponerles cara a muchos de ellos. Tendrán sus fallos pero sabemos que lo intentan y ese es ya un paso diferenciador con respecto a quienes tienen como “objetivo vital” poner zancadillas a quien pase a su lado. También conocemos a estos “zancadilladores”. No son muchos, pero haberlos, los hay.
Creo más en los pequeños detalles, en la fuerza revolucionaria de lo insignificante más que en las grandilocuentes planificaciones universales. Creo más en los esfuerzos del que intenta hacer feliz al prójimo que en manifestaciones gigantescas de poder.
Además, y esto me parece importante para no cejar en el empeño, creo que nunca nos vamos a encontrar solos en esa manera de hacer las cosas. Siempre vamos a sentir el apoyo de un Dios que comparte nuestra realidad y que apuesta por lo sencillo y lo pequeño.
Sin duda,… merece la pena intentarlo.

sábado, 18 de junio de 2016

Noticias con alma

Algo estamos haciendo mal. Algo nos está endureciendo demasiado nuestro corazón. Algo tenemos que cambiar en este mundo que asiste como puro espectador a matanzas sin que se rasguen nuestras entrañas. Nuestro mundo se ha convertido en un devorador de noticias en lo que realmente importa no es la noticia en sí, el núcleo de la noticia, sino que sea una crónica llamativa y, por supuesto, ser “los primeros “ en comunicarla. Quienes son los protagonistas de la misma, los sufridores o agraciados… eso no interesa. ¿Nos podemos considerar realmente informados con estas “noticias sin alma”?
Llama la atención que una noticia como la de 147 estudiantes asesinados en Kenia pase de puntillas por nuestros medios de comunicación. Es cierto que, para el común de los vivientes, Kenia queda muy lejos, a no ser que tengas que vacunarte para participar en un safari o que se trate de una competición atlética en la que seguro que los keniatas serán protagonistas.
Pero es que son 147 muertos, ciento cuarenta y siete, que tienen padre y madre, que tienen amigos, que tenían ilusiones, que tenían… y que otras, llamémoslas personas, decidieron cortar de raíz todas esas expectativas. Todo. Pero eso no es noticia suficiente para que nos “rasguemos las vestiduras” y elevemos una denuncia en todos los rincones de nuestro super-informado y globalizado mundo.
“Pero es que es Kenia” y no es lo mismo que si hubiera ocurrido en la gran USA y ni te cuento si hubiera sucedido en la celebración de un evento tan crucial para la Humanidad como es la Eurocopa de fútbol de Francia. Resulta que nos han llenado nuestras casas con los enfrentamientos de una banda de borrachos que se pelean porque no saben en qué ocupar el tiempo y el dinero y la noticia de la masacre de 147 jóvenes… es en Kenia. Recordad la cantidad de espacio que ha ocupado esta semana la matanza en la discoteca de ambiente gay de Orlando. Imágenes, reflexiones, informaciones sobre el tirador, su familia,… todo tipo de detalles y discusiones sobre las armas en EEUU, sobre… Fueron 50 muertos. ¡¡¡¡Una barbaridad!!!! ¡¡¡¡Un crimen execrable!!!! ¿Y lo sucedido en la Universidad de Garissa? Han sido asesinados el triple de jóvenes, el triple de familias hundidas, el triple de ilusiones recortadas, el triple de… pero es que Kenia...
Y termino, no sería justo pasar por alto “un detalle”: todos los asesinados eran cristianos y solo cristianos. Fueron separados del grupo… y asesinados. ¿También influirá esto en que no haya sido noticia “trending topic”, como les gusta decir a los supuestos informadores?
Por respeto, por decencia y, sobre todo, por justicia necesitamos más “noticias con alma” y menos “pasatiempos con forma de noticia”.


Descansen en paz.

jueves, 16 de junio de 2016

Sencillo y cierto

“En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los roban. Atesorad tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que se los coman ni ladrones que abran boquetes y roben. Porque donde está tu tesoro allí está tu corazón”. (Mt 619-21)

¡Qué fácil de leer y qué fácil de comprender! Si todos los mensajes que escuchamos a través de los medios de comunicación fueran tan sencillos… Hasta los anuncios publicitarios a los que se dedican tantos esfuerzos, medios y presupuestos, a veces, son más difíciles de entender: “Donde está tu tesoro allí está tu corazón”.
Pero no solo fácil de entender sino que, además, no es una lección recibida sino el recuerdo de una experiencia que todos tenemos. ¿Dónde está nuestro corazón? ¿En dónde concentramos todas nuestras energías positivas? ¿Qué es lo que nos hace levantarnos a las mañanas con ilusión y llegar al descanso nocturno satisfechos de la labor bien realizada? ¿Para qué…? Pues a eso es a lo que se refiere Jesús cuando se lo recuerda a sus discípulos. Aquí no hay dobleces ni segundas interpretaciones. ¡¡¡Es tan sencillo… y tan cierto!!!
Pero que la conclusión de las palabras de Jesús sea sencilla de comprender y cierta en su planteamiento no quiere decir que la primera parte de sus palabras no sean igualmente indiscutibles. Todos sabemos que los “tesoros de la tierra”, lo que nuestro mundo nos propone como “tesoro”: el dinero, el “tener como enfermedad”, el ser más que los demás, el poder en sus múltiples expresiones,…, en realidad son fácilmente reducidos a nada por “la polilla o por los ladrones”. Lo sabemos, lo expresamos, lo intentamos transmitir a nuestros pequeños,… pero hemos de reconocer, también con sinceridad, que demasiados esfuerzos en la vida diaria están orientados a aumentar esos “pseudo-tesoros” y perdemos demasiadas energías, e incluso la salud, por alimentar esa “tesorería”. ¡¡¡Es tan sencillo… y tan cierto!!!
La invitación de Jesús a sus discípulos considero que es absolutamente actual: “Atesorad tesoros en el cielo”. Y el primer interrogante que probablemente nos surja sea: ¿cuáles son esos tesoros del cielo de los que habla Jesús? Los de la tierra los puedo palpar, son evaluables, se pueden “contar” pero… ¿los del cielo? La respuesta no es demasiado complicada: Son “tesoros” y, como todo tesoro que se precie, además de muy valiosos, también exigen esfuerzo para poder conseguirlos. ¿Acaso los tesoros de la tierra nos los encontramos en el felpudo de nuestra casa? Conseguir, disfrutar de los tesoros ofrecidos por Jesús suponen poner “toda la carne en el asador” para poder gozarlos. No hay tesoro que no exija esfuerzo.
Cada uno deberá encontrar esos tesoros y deberá hacer su propio “mapa” y su propio camino para encontrar lo deseado, aunque no es menos cierto que buscado y vivido en grupo, en Comunidad, sintiéndose unido a otros, es mucho más fácil. Ese fue el método que Jesús nos propuso. Y también nos dijo, no lo olvidemos, que, “no podéis servir a Dios y al dinero” (Mt. 6,24). Por lo tanto, no insistamos en “compaginar” caminos a “tesoros diferentes”. El camino que lleva a la Meseta no termina en el Cantábrico, por mucho que el refrán popular proclame que “todos los caminos llevan a Roma”.
“Bien, bien,… ¿pero en qué consisten esos tesoros en el cielo?” Hay que dedicar  tiempo y esfuerzo en descubrirlos y de poco, o nada, te va a servir que te cuenten el tesoro encontrado por otros si no eres capaz de hacer esa “inversión”. “Sin prisa” pero con constancia son muchos los que han encontrado esas joyas. El “mapa” utilizado no suele muy diferente a la escucha atenta de ese Dios que nos habla a través de lo que pasa en nuestro mundo, de las personas que sufren en nuestro entorno, de la Biblia leída reflexionada y compartida con otros que también buscan el tesoro,… Hay mucha “cartografía básica” que nos conduce al tesoro.
Bueno… Os voy a dar una pista. Si queréis “saber” en qué consisten los “tesoros del cielo” mirad a vuestro alrededor y gozad con las personas que ya los han encontrado. Va a ser muy fácil de identificarles: personas felices que necesitan compartir la Buena Noticia de Jesús estén en donde estén, personas que expresan y viven su confianza en un Dios Padre del que sienten a diario su cariño, personas agradecidas por todos los regalos recibidos sin haberlos merecido, personas que agradecen el Mensaje Salvador de Jesús y que saben valorar que el mismo Hijo de Dios “subiera” a la Cruz por todos nosotros y que nos abriera el camino hasta la paz eterna, personas que sienten que el Espíritu les acompaña en las dificultades personas y grupales, personas que sienten a María como compañera y “asesora” de sus “inversiones”, personas como tú y como yo que lloran y ríen, personas que creen y que dudan pero que se sienten satisfechas de sus esfuerzos por alcanzar esos tesoros, personas… Preguntadles a ellas si merece la pena esforzarse por alcanzar esos “tesoros celestiales”. 
Estoy seguro que va a merecer la pena dedicar un rato a escucharles.

martes, 14 de junio de 2016

Quinquenio de regalo

Hoy hace cinco años, a última hora de la jornada, tuve una experiencia vital que quiero celebrarla con vosotros, como lo he hecho cada uno de estos años. No se puede calificar como “envidiable”, ni desear que se repita, pero sí fue una experiencia positiva y, pasado este tiempo, estoy gozoso de haberla podido experimentar y, sobre todo, haberla dejado atrás. Dolor en el pecho, malestar general,… olía mal… y acerté.
  Hoy quiero celebrar esta experiencia, no solo recordarla, para no olvidar lo que en esos días aprendí y que intento refrescar cada mañana. Ser agradecido con las personas a las que más quieres y con las que te quieren, ser agradecido con las personas cuya obsesión es ayudar, ser agradecido con quienes hacen posible esta Sanidad Pública que disponemos, valorar lo positivo de las personas a pesar de las miserias que todos tenemos,… y, sobre todo, darle gracias a Dios por todos y cada uno de los regalos que recibo día a día, sin haberlos merecido.
Aprendí a mirar este “circo” del día a día desde una perspectiva diferente en el que me interesa mucho más el número de los payasos que el de los contorsionistas que quieren un mundo “retorcido” o me suscitan emociones más fuertes las sencillas palmas mal acompasadas de los más pequeños que la atronadora música de los altavoces. En unos cuantos días en la UCI y otros tantos en la planta del Hospital se aprenden algunas cosas que, diariamente, conviene repasar.
La imagen de hoy está tomada ayer del cartel que nos ha convocado en nuestros pueblos a unas funciones de circo muy sencillas pero por la alegría que transmite me ha parecido muy apropiada para enmarcar estas líneas.
Hoy no me alargo más. Gracias a Dios y gracias a todos por todo.

lunes, 13 de junio de 2016

Decepción

Puedo aseguraros que había otras opciones mejores para terminar el domingo que ponerse delante de la televisión para presenciar el debate televisivo sobre economía que ofrecía una de las cadenas. Pero no es menos cierto que por pura “responsabilidad civil” parecía obligado hacer un esfuerzo e intentar sacar algunas conclusiones de lo que allí se cociera. Era claro que los invitados eran los “segundos espadas” de los partidos invitados, la moderadora suficientemente capaz de “torear” con semejantes morlacos, el tema debatido se considera crucial en todos los programas,… Me parecía que debía realizar un esfuerzo. Ahora me apetece compartir con vosotros algunas conclusiones que saqué tras prestar atención a los cuatro invitados, aun reconociendo que según iban transcurriendo los minutos… el interés iba decreciendo y Morfeo atacaba con sus múltiples y poderosas artimañas.


Y empiezo mi valoración por el final para que no haya engaños en los demás comentarios. Me sentí decepcionado. Así de claro y rotundo. No por uno o por dos de los partidos sino por los cuatro que están “llamados” a ganar las elecciones o a repetir la búsqueda de puntos de encuentro para que no se repita el bochornoso espectáculo que nos han ofrecido tras las elecciones de diciembre. Decepcionado.
Decepcionado por las formas. Mi impresión, tal vez equivocada, es que su preocupación era cumplir las instrucciones de los asesores de imagen. Hay, creo yo, otras formas que cuidar que las “políticamente” correctas. Por poner un ejemplo, no se pueden presentar ante los electores quienes no saben respetar los turnos del otro contertulio. Será una argucia televisiva pero, sobre todo y ante todo, es una falta de educación. No es posible que utilicen “prácticas guerrilleras” a la hora de presentar lo que ellos consideran el núcleo de sus programas electorales. Parece que no han comprendido que el “y tú más”, “la herencia recibida”, “los números amañados”, “las buenas intenciones”,… aburren al electorado y, además no son creíbles. Si es verdad que se creen que tienen la llave para desentrañar los problemas de las personas y de los pueblos debieran hacer un discurso limpio, amable, claro, respetuoso y contundente, aunque nunca exclusivo.
Y decepcionado, sobre todo, por el fondo. Nos vuelven a presentar, y en esto coinciden todos, la economía, el dinero, como el salvador de todos los problemas. No es una herramienta sino que, insisto, todos, lo convierten en el objetivo principal de su función política y el “salvador” de todos los males. Planteamientos mejor o peor expresados, quitando de aquí y poniendo allá, subiendo o bajando impuestos, discutiendo sobre las pensiones,… según su teoría, y sin excepción alguna, si la economía va bien… lo demás “marcha sobre ruedas”. La economía, según sus discursos, es la que da “sentido y sabor” a todo lo demás. Una vez más nos quieren vender que el dinero es, y debe, ser el centro de sus afanes y también de nuestros desvelos.
Me da pena que al presentar unas propuestas económicas no se dedique un tiempo a definir, por parte de ninguno de los cuatro, un estilo de tratar las cuestiones económicas, que no se oyera ni un solo discurso sobre los valores previos a tomar las decisiones y a impulsar las acciones, una autocrítica sobre los errores cometidos,… Todo números y estadísticas leídas desde mi interés y para mis intereses. Me costó ver algún guiño real, real, a las necesidades de los ciudadanos.
Nada nuevo. El “dios” de nuestro mundo es el dinero y parece que no hay iniciativa alguna para cambiar esta deidad, al menos yo no lo encontré y tal vez haya que buscarla en alguna otra iniciativa política, aunque…. Seguiremos insistiendo, aunque seamos menos, que hay otra manera de valorar las cosas materiales y denunciando que, aunque algunos se empeñen, el dinero no lo es todo.
Y, hoy, nuevo debate. Hoy salen al coso los primeros espadas. No tengo intención de  comentarlo en este medio, aunque sí seguirlo con la máxima intención, veremos si también atención, de encontrar propuestas válidas para nuestro realidad. Igual me pongo un listón muy alto pero…