martes, 29 de noviembre de 2016

Hartazgo y Oferta

“Black friday”, “ciber monday”, “Lotería”, “campaña del triángulo verde”, “burbujas”,… He de reconocer que estoy aburrido y, además, cabreado. Estoy harto de tanto bombardeo, de tanta mentira, de tanta extorsión y… de tanta presión sin corazón. Estoy harto de que este mundo consumista ponga en funcionamiento toda su maquinaria sin piedad alguna, sin mirar alrededor y pensando en su único beneficio. Estoy harto de que se quiera engañar a toda una humanidad que se merece un respeto. Una humanidad que, aunque lo intenta, no puede zafarse de esta constante presión a tener más, a comprar más, a ser más que el vecino, a soportar las mentiras de quienes se creen que pueden manejar la vida de las personas a través de las técnicas mentirosas del marketing, de la publicidad,… de la mentira oficial, permitida y aplaudida por las “cuentas de resultado” de unos pocos.
Permitidme expresar mi malestar y mi hartazgo porque lo necesito por puro desahogo y para poder centrarme en la preparación de la auténtica Navidad. Prepararme, junto con los hombres  de buena voluntad del mundo entero, para poder gozar del Nacimiento del Salvador. De ese Salvador que nace en un establo y es adorado, en primer lugar, por los humildes pastores, de ese Salvador que no presiona sino salva, de ese Salvador que no nos propone crecer a través del amontonar sino del compartir, de ese Salvador que viene con una sola regla común: el amor, de ese Salvador…
Os invito, estimados lectores, a que expreséis también vuestra disconformidad con esa manera cruel y vergonzante, además de mentirosa, de plantear el logro de la felicidad que nos hacen las agencias de publicidad pagadas por los que ni tienen corazón ni les importa la Navidad ni tienen vocación de “salvadores” sino todo lo contrario.
Pero también os invito a que no os quedéis en la pura “pataleta” sino que demos un paso más y nos empeñemos, en cuerpo y alma, en la preparación de la llegada del Salvador a cada uno de nosotros, en cada una de nuestras cocinas y en cualquier rincón de nuestro mundo.
En estos días estoy leyendo de nuevo un discurso del papa Francisco que me está ayudando y que me apetece compartirlo con quienes queréis también preparar la Navidad. Es el Discurso del papa en Bolivia este pasado mes de julio (9 de julio de 2016 en Santa Cruz de la Sierra) dirigiéndose a los Movimientos Populares. Lo leí en aquellas fechas pero ahora me parece que es una buena herramienta para conseguir el objetivo de unir lo que sucede hoy en nuestra sociedad y el Adviento, la preparación de la Navidad. Éste es el enlace desde el que podéis leerlo o descargarlo en vuestros ordenadores o móviles:
Os advierto que no es un discurso breve, ni un discurso “soso”, ni unas palabras “suaves”, ni unas líneas fuera de la realidad,… Es un discurso al que hay que dedicarle un tiempo pausado de lectura porque, aunque su estructura es muy sencilla de comprender, creo que es un texto que nos plantea muchos interrogantes y nos lanza a una manera realista de ver la realidad.

El esquema del discurso es muy sencillo. Se divide en tres partes. Primero, “reconocer que necesitamos un cambio”. Segundo, “Ustedes son sembradores de cambio” y, Tercero, “algunas tareas importantes: poner la economía al servicio de los pueblos, unir nuestros pueblos en el camino de la paz y la justicia y , por último, defender la madre tierra”. Concluye con este párrafo que bien puede convertirse en “nuestra” oración del Adviento: “cada uno, repitámonos desde el corazón: ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ningún pueblo sin soberanía, ninguna persona sin dignidad, ningún niño sin infancia, ningún joven sin posibilidades, ningún anciano sin una venerable vejez. Sigan con su lucha y, por favor, cuiden mucho a la madre tierra.
No quiero olvidar el título del blog, “Compartir sin prisa”. A mí me está ayudando volver a leer despacio las palabras del papa en Bolivia y me apetece “compartirlas con ustedes” y también me atrevo a indicaros que lo hagáis “sin prisa”. Desde mi humilde opinión, y por eso mi invitación, merece la pena dedicarle un tiempo de lectura serena y reflexiva.

Que ustedes disfruten y ojalá os ayude a preparar la Navidad. ¡¡¡¡¡La de verdad!!!!!

jueves, 24 de noviembre de 2016

¡¡¡A entrenar!!!


“Levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación” (Lc. 21,28)

Este próximo domingo comenzamos en la Iglesia uno de los tiempos litúrgicos que merece la pena vivirlos con intensidad e inmensa alegría: el Adviento. Un tiempo en el que la Iglesia durante cuatro domingos, y sus semanas correspondientes, se aplica en preparar la Navidad, la llegada del Salvador.
Un tiempo que ha de vivirse con ilusión renovada por la oportunidad que se nos brinda para descubrir que la Navidad poco o nada tiene que ver con el gasto superfluo y las alegrías obligadas. Un tiempo para que vayamos preparando la gran fiesta del Salvador que comparte nuestra historia y viene a iluminar nuestra realidad, nuestras miserias y nuestras alegrías.
Cualquier acontecimiento que tenemos en nuestra familia o en nuestro pueblo o en nuestra empresa se prepara con mimo y durante el tiempo que sea necesario. ¿Cuánto tiempo y esfuerzos se dedican a preparar el nacimiento de un nuevo miembro en la familia o la fiesta del pueblo o la jubilación de un compañero de trabajo?
Parece lógico que la celebración de que Dios comparta nuestra historia merezca también un período de preparación meticuloso. No parece desmedido que la llegada del Salvador ocupe nuestra atención y hagamos todo lo posible para tenga un “lugar” agradable en el que asentarse. No es la llegada de alguien que viene “de visita”, viene “para quedarse” y bien merece que nos esforcemos en acogerlo. Tal y como viene reflejado en el evangelio de Lucas, “se acerca vuestra liberación” y esa sí es una buena noticia entre tantas noticias que hablan de esclavitud, muerte, abusos,...
Tiempo de Adviento, tiempo de esperanza y de preparativos personales y comunitarios. Tiempo de ser conscientes de la necesidad que todos tenemos de ser liberados de esas cadenas que nos atan y que no nos dejan ser felices, ataduras que necesitamos que alguien nos ayude a eliminar de nuestras vidas y tiempo de poner los medios para poder recibir con “mente despierta” a ese Liberador, a ese Salvador que tantas veces nos cuesta descubrirlo en las pequeñas cosas de cada día.
Cuando llegue le enseñaremos también nuestras tradiciones y costumbres de esas fiestas: le comentaremos que, además de las reuniones familiares y las delicias gastronómicas compartidas, es costumbre en nuestras casas representar su nacimiento con unas figuritas que nos recuerdan el núcleo central de lo que celebramos, le informaremos que en esa noche, en esta  tierra, el personaje mitológico Olentzero abandona su trabajo duro de carbonero en el monte para celebrar el solsticio de invierno y para agasajar con regalos a los niños y a quienes siguen teniendo corazón de niño. También le informaremos de que hay casas en las que nada de esto es posible porque no tienen ánimo de fiesta por motivos comprensibles (enfermedad, paro, separación familiar,…) y le pediremos que ahí, precisamente ahí es donde es necesario que se haga presente con fuerza.  Aprovecharemos la ocasión para anunciarle que tiene mucha liberación que realizar: consumismo, individualismo, violencia,… Le hablaremos a las claras porque, aun siendo el Hijo de Dios, es “uno de los nuestros”… y nos va a entender a la primera.
Ahora lo que nos toca es preparar su llegada, nos toca aprovechar el Adviento, nos toca mirarnos hacia dentro y descubrir cuáles son las cosas que pueden hacer un poco más agradable su llegada hasta cada uno de nosotros. Nos toca mirar a nuestro alrededor y “organizar” aquello que está desarreglado en nuestra familia, en nuestro pueblo y en el mundo e intentar que nuestra realidad tenga “mejor cara y mejor corazón”.
Tenemos tiempo y tenemos herramientas, no nos debe faltar la ilusión y mucho menos nos debe vencer la pereza o la rutina. Esta ya próxima esta Navidad que no puede ser como la del año anterior, como nunca es igual el encuentro con ese amigo al que tanto quieres y que tanto te “libera” de tensiones y angustias. Nunca es igual.
Levantaos, alzad la cabeza…”, merece la pena ponerse en actitud de aprovechar la ocasión que se nos brinda de comprender y vivir el nacimiento de nuestro Liberador, de “el Salvador”.
La sociedad de consumo nos va  a ”martillear” inmisericordemente con sus argucias publicitarias pero si aprovechamos este tiempo de Adviento seguro que nos es más fácil no despistarnos de la auténtica Navidad. Sería una pena que nos perdiéramos entre champanes y envoltorios de regalos el núcleo de la Navidad y para eso conviene “estar en forma”. ¡¡¡A entrenar!!!

lunes, 21 de noviembre de 2016

Pastores y quesos


Hace unos pocos años un grupo de personas heterogéneas hicimos un esfuerzo importante para reflexionar juntos sobre el Pastoreo en la Sierra Salvada, sobre su pasado, presente y futuro y fruto de aquella reflexión, a través de la Asociación SalvaGoro, publicamos un compendio de dichas reflexiones que tuvo muy buena acogida entre los pastores, sus familias, técnicos,…
No fue un trabajo con un comienzo y un final sino que seguimos reflexionando y seguimos estando al tanto de los vaivenes que se producen alrededor de este mundo del pastoreo, de la oveja latxa, del queso, de la Sierra Salvada, de…
La semana pasada tuvo lugar en Donosti-San Sebastián el que por todos es aceptado como el certamen de quesos más importante del mundo: “International Cheese Festival” http://internationalcheesefestival.eus. Tres jornadas en los cubos del Kursaal con el queso como protagonista, días cargados de encuentros técnicos entre productores, cadenas de comercialización, chefs mundialmente reconocidos, días de presentación de las últimas novedades en la elaboración de quesos,… y el mediático concurso para elegir el “mejor queso del mundo” al que en esta ocasión se presentaron 3.021 quesos de todo el mundo.

Dentro de este Festival se realizó un Foro sobre el pastoreo al que tuve la suerte de poder acudir y escuchar experiencias de queserías pequeñas que luchan por dar algún valor añadido a la elaboración de su queso, comunicaciones sobre el presente y el futuro en el mercado mundial de los quesos elaborados con leche cruda, reflexiones sobre la importancia de los concursos de queso en Euskadi, comunicaciones sobre la Red de queserías artesanas de España,… y también un homenaje visual a un veterano pastor de la Sierra Aralar. Ocho horas de comunicaciones con el pastoreo como telón de fondo y con el queso como elemento unificador.
Da gusto, y nunca mejor dicho, descubrir cómo en cualquier parte del mundo hay personas que buscan dar con la clave para que su queso sea especial, sea respetuoso con su entorno, sea fruto de mimar sus animales y la manipulación de la leche de su cabaña ganadera, sea… Serán quesos de leche de vaca, de oveja, de cabra, de búfala,… pero detrás de cada uno de ellos hay un esfuerzo meditado y continuado para agradar al cliente con un producto especial que lleve la firma del autor. Me sorprendió y me alegró semejante esfuerzo de los pastores y queseros del mundo entero y aprendí que quien quiera hacer siempre lo mismo y sin poner “alma” en su trabajo tiene los días contados en este mundo del queso artesano.
A partir de todo esto, y por su puesto de otros parámetros, me parece que es necesario continuar reflexionando sobre cómo se están encauzando las explotaciones ganaderas de nuestro entorno, cuál debe ser el control del productor sobre el fruto del “sudor de su frente”, la viabilidad social y económica de algunas maneras actuales de posicionarse en el sector primario,… Y, sobre todo y ante todo, dónde queda el pastor y su familia, qué puede aportar la tradición que corre por su venas y cuáles son los campos a los que debe abrirse el pastor de hoy para poder proseguir con su actividad en un mundo de cambios rápidos y constantes, cómo animar a los jóvenes a recoger el testigo de quienes han modelado nuestros pueblos y el paisaje que nos rodea,… Queda tema para hablar y compartir si no queremos quedarnos en “lo que fue” y se nos escape “el suero entre los dedos”.
Felicitar a los pastores de nuestros pueblos por su trabajo, su mimo y su profesionalidad a la hora de manejar los rebaños y elaborar quesos que han sido reconocidos entre los mejores quesos del mundo. Una felicitación especial a las personas de la Quesería Larrabe de Aguiñiga (Lourdes, José Ramón, José Luis, Maite, Estíbaliz y Mijail) con quienes tuve la suerte de compartir toda la jornada en Donosti y cuyos quesos fueron galardonados con una medalla de Oro y otra de Bronce en el que es considerado el mayor y mejor concurso de quesos del mundo. ¡¡Se lo merecen!! Zorionak eta eskerrik asko!!!!!!

No debo terminar sin felicitar a Artzai Gazta (Asociación de 112 elaboradores de queso de Euskadi) que ha sido capaz de aceptar el reto de la preparación de este evento mundial y que, aunque con no pocas dificultades, ha sido capaz de sacarlo adelante.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Imagen para leer 6


Se ha hecho de rogar…pero por fin llegó el espectáculo anual del otoño. Pasan tantas cosas y tan bellas que es difícil poder gozar de todas y cada una de ellas pero seríamos muy insensibles si no fuéramos capaces de gozar, al menos, de algunas de ellas.
Cada árbol que se despide de sus hojas regalándonos un espectáculo de colores y texturas, las bayas de los arbustos que ofrecen sus frutos a los animales que se preparan para el invierno, los ríos que comienzan a recobrar sus cauces castigados por el estío, los manantiales que recobran su vigor a través de las fuentes y alimentan los humildes regatos, los griteríos que hemos podido escuchar de esas aves migratorias que se afanan por escapar de los fríos norteños, las chimeneas que human y evidencian el “calor del hogar”,…
Sirva esta espontánea imagen como agradecimiento e invitación a gozar del regalo recibido…muchas veces sin merecerlo.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

¡¡¡También en ti!!!

¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? (1ª Cor. 3,16)

Hoy se celebra en la Iglesia  la fiesta de la dedicación de la Basílica de Letrán. Una fiesta que difícilmente podremos encontrarla en la lista de fiestas populares de nuestro entorno pero me gustaría aprovecharla para hacer un breve comentario sobre la segunda lectura que se leerá hoy en las Eucaristías del mundo entero. Una lectura en la que San Pablo dirigiéndose a los cristianos de Corinto les recuerda algunos asuntos y de los que me ha parecido oportuno remarcar el que tenéis al principio de este comentario.
¿Nosotros templo de Dios? ¿El Espíritu habita en mí? Sin duda, más de uno diréis que San Pablo se equivoca o habla de otros tiempos y de otras personas. Tal vez sean “templo de Dios” esas personas, muchas, que dedican toda su vida a los demás, tal vez “el Espíritu de Dios habite” en quienes renuncian a muchas cosas por conocer y amar cada día un poco más a Dios, tal vez “es Espíritu habite” en quienes dan testimonio continuado de la fuerza de los valores del Mensaje de Jesús, tal vez en quien…, pero ¿también en mí con mis dudas e incongruencias? San Pablo acierta, también en ti.
Ser consciente y vivir esa realidad nos debe de hacer vivir de una manera alegre y confiada, humilde y solidaria, pacífica y amante, agradecida y cuidadosa con nuestro interior,…¿También en ti?. ¡¡¡Sí!!!
Pero también en todas, todas, las personas que tienes a tu alrededor y por tanto has de tratarlas como tales, como “templo de Dios”. ¿A todas? Por supuesto que sí, ¿o es que tú eres más que… o estás por encima de …? Y no solo has de tratarlas y respetarlas como “templo de Dios que son” sino que has de denunciar todas las situaciones en las que no se respeten a todas y cada una de las personas o sean atropellados sus derechos fundamentales o sean marginados por cualquier circunstancia.
A todos nos es fácil hacer el ejercicio de hacer una lista de personas que no son respetadas como “templos vivientes de Dios”: ¿se respeta el templo de Dios cuando ponemos vallas llenas de concertinas o dejamos que se ahoguen miles de personas en nuestros mares? ¿Respetamos los “templos sufrientes de Dios” cuando se aniquilan sin miramientos pueblos enteros por intereses ocultos? ¿Son honrados los “templos dolientes de Dios” en esas mujeres víctimas de una violencia que no parece tener fin? ¿Son dignificados los “tiernos templos de Dios” de todos esos menores que son explotados en las guerras y en trabajos que nadie quiere hacer?... Podéis seguir con la lista cada uno de vosotros.
Da la sensación de que este templo de Dios que todos somos, según San Pablo, lo hemos cuidado por “el exterior” con este boom de gimnasios, estilismos, modas y “coloretes” pero se nos ha olvidado cuidar el Templo en su parte más importante: en sus cimientos para que no tiemble cada vez que se produce cualquier imprevisto, en su confortabilidad para poder vivir en paz y en un escrupuloso cuidado de su “habitante”. Está bien cuidar la “fachada” pero es muy triste tener una presencia pulcra y arregladita pero con mucha humedad y frío en la sala de estar y en el dormitorio.
Termino con un agradecimiento a ese Dios que quiere compartir mi existencia dentro de mí y en las personas que me rodean. A pesar de estar tan cerca no siempre es fácil sentirlo y reconocerlo pero dedicando un tiempo a mirarnos “por los adentros” y teniendo los ojos bien abiertos para descubrirlo en “otros templos”… tampoco es tan complicado que haya, al menos , cierta connivencia, cooperación y complicidad.

jueves, 3 de noviembre de 2016

La harina y el salvado

Hace unos días tuve el privilegio de poder asistir a unas de esas labores que han desaparecido en nuestras casas como es utilizar el cedazo separar manualmente el salvado de la harina. Durante siglos ha sido la manera de conseguir refinar una harina que no llegaba del molino demasiado fina como para elaborar un pan de calidad para la familia. Nos hemos acostumbrado a que lleguen a nuestras casas las harinas refinadas en industrias “profesionales” y, como otras muchas cosas, hemos perdido una operación imprescindible hace no tantos años.
Mientras charlaba con la “artista panadera”, y “alimentaba” cuando era necesario el cedazo, me vino a la cabeza que no estaría nada mal hacer ese mismo ejercicio con nuestras vidas. Pasar por el cedazo nuestras ilusiones y nuestros esfuerzos, nuestras esperanzas y nuestros agobios, nuestras alegrías y nuestras desilusiones,… Creo que es bueno hacer de vez en cuando ese ejercicio.
Pero dándole una vuelta más a esa ocurrencia que surgió de improviso, se me ocurrió intentar concretar un poco más cómo ejecutar esa selección entre “el salvado y la harina” de mi vida. Estaba claro que la harina que sacábamos del saco llegado desde el molino debía ser la vida en su conjunto. Una vida “blanca”, con un buen olor y un tacto fino. Una vida que a pesar de su refinamiento necesitaba pasar por el cedazo para mejorar su tacto delicado. Lo que había que tamizar era evidente.
El siguiente paso debería ser elegir el cedazo apropiado. No todos los cedazos son iguales. No todos dejan pasar la misma “pureza” de la harina y había que encontrar el tamiz apropiado para pasar por él nuestra vida. Se me ocurría que esa criba apropiada podría ser el Evangelio, el mensaje de Jesús, su Buena Noticia,… Un cedazo que elija cuáles son las cosas que deben formar parte de la harina que se va a utilizar para hacer el exquisito pan y cuáles han de ser consideradas “salvado”. ¿Es malo el salvado? No, pero un exceso del mismo puede estropear un buen pan. Está de moda el pan con salvado pero en su justa medida y en este caso la medida la pone el cedazo utilizado: el mensaje de Jesús. Un cedazo que nunca falla.
Tenemos “la harina y el cedazo” y sólo nos falta quien mueva el cedazo y realice con cariño y energía el movimiento de nuestra vida para poder hacer la selección deseada. Nos hacen falta unas manos suaves y firmes, unas manos amigas y expertas, unas manos que muevan acompasadamente el cedazo para poder contar con la mejor harina posible y poder disfrutar del pan más provechoso. Se me ocurría que esas manos bien podrían ser las manos de Dios. Las manos de un Padre bueno y misericordioso. Un Padre que quiere que quitemos de nuestras vidas aquellas cosas que nos “amargan la existencia”. Un Padre que nos ayuda a separar lo realmente importante y lo que no lo es, que quiere cada vez que pasemos nuestra vida por el cedazo haya menos salvado y más harina. Y un Dios que no quiere seleccionar la mejor harina para meterla en un tarro sino para que se convierta en el mejor pan para quienes nos rodean y para quienes tienen los estómagos vacíos.
 Tenemos todos los elementos necesarios para cerner y conseguir el mejor pan. Os invito a no perder la ocasión que se nos brinda constantemente: tenemos el “Cernedor”, “el Cedazo” y la “harina”. Solo falta dejarse querer y ponernos en sus manos. Al fin y al cabo, ¿a quién no le gusta quitarse de encima lo que le amarga?
¡Que ustedes lo disfruten!