lunes, 31 de octubre de 2016

Todos, todos, los Santos

Me parece maravilloso que en una misma jornada nos pongamos de acuerdo en celebrar la Fiesta de Todos los Santos. De los Santos de nuestro tradicional Santoral, de los Santos de nuestras familias, de nuestros pueblos y ciudades. Todos “en un mismo paquete” para agradecerles su vida y sus enseñanzas, para tomar ejemplo de su manera de actuar y para comprometernos nosotros también a ser santos, aunque de momento sea con minúsculas.
Es bastante fácil “reconocer” a algunos de esos Santos en cuanto los vemos colocados en nuestras altares. Si vemos la imagen de un labrador junto a una yunta de bueyes enseguida sabemos que se trata de una representación de San Isidro. Si vemos la imagen de un “santo barbudo” y con unas llaves en su mano reconocemos con facilidad a San Pedro. O si vemos en algún altar a un personaje con una llaga y a su lado se encuentra un perro con un pan en la boca no hay duda que en ese lugar se recuerda a San Roque. Así podríamos ir recorriendo las representaciones de los Santos de nuestros Iglesias, Ermitas y Santuarios.
Me gustaría que en esta Fiesta de Todos los Santos fuéramos capaces de hacer el ejercicio de “representar” en nuestro interior a esos otros Santos conocidos por nosotros. ¿Cómo representar a ese familiar, amigo, vecino,… que ha convivido conmigo y al que no me supone esfuerzo alguno calificarle como Santo? ¿Haría una imagen con un personaje con una sonrisa perpetua? ¿Cómo representaría a esa vecina a la que siempre podías acudir porque dejaba sus labores para echarte una mano? ¿De qué tamaño harías una imagen de ese compañero de trabajo al que nunca le escuchaste hablar mal de nadie? ¿Y a la madre que daba todo su tiempo y su sabiduría a ese hijo que nació enfermo? ¿….?
Creo que puede ser un ejercicio creativo que nos ayude a empeñarnos en descubrir a los “santos” que tenemos en nuestros días y ser agradecidos a esos Santos, con mayúsculas, de los que tantos REGALOS hemos recibido. Ya sé que la tradición es llevarles al Cementerio unas flores que siempre hablan de vida, y que ojalá nunca se pierda, pero este “ejercicio” que os propongo no quiere ser sino una ayuda a celebrar con más cariño y cercanía esta jornada siempre especial…
Un agradecimiento, una vez más, al que siento como el gran protagonista de esta Fiesta: Dios Padre, Bueno y Misericordioso que a todos esos Santos les ha regalado la Vida, con mayúsculas. Recordamos y reconocemos la vida de quienes nos han precedido pero si no damos el paso de encontrarnos a un Dios que nos ama mientras vivimos y también después de la muerte, si no gozamos con la apuesta de Dios por la Vida, si no sentimos su capacidad interminable de Perdón, si no reconocemos en esta jornada la voluntad salvífica de Dios para todos y cada uno de sus hijos,… si no damos ese paso nos habremos perdido lo mejor de la Fiesta y tendremos el peligro de convertir este día en una simple tradición cuyo futuro puede que, como otras tradiciones, tenga los días contados.
Feliz Fiesta de todos, todos, los Santos.

jueves, 27 de octubre de 2016

Butaca privilegiada

Hay algunas cosas, algunos paisajes, algunos paisanajes, algunos… que te cansas de verlos. Parece que en un primer momento te hacen tener sensaciones especiales pero si por cualquier motivo te topas a menudo con ellos… o simplemente los ignoras o incluso te empiezan a molestar.
Sin embargo hay otras situaciones, otras realidades, otros escenarios, otros… que nunca cansan. Siempre hay algo nuevo. Siempre te producen nuevas experiencias, nuevos sentimientos,… y siempre agradables. Personalmente siento que la naturaleza es una de esas realidades que siempre te sorprende y me lleva a ser extraordinariamente agradecido por poder disfrutar diariamente de ella.
Paisajes que hablan de la manera de ser de las personas y los pueblos, flores que exhiben su belleza y sencillez esculpidas durante siglos, aves que surcan los cielos sin perder detalle de lo que sucede bajo sus alas, árboles que se amoldan con sabiduría a los elementos que les rodean, agua que discurre con elegancia y regalando vida,…
Las imágenes que hoy me apetece “Compartir sin prisa” con vosotros son una de esas experiencias visuales que nunca aburren, que siempre hablan diferente, que recitan tantas cosas que nunca puedes reflejarlo en una imagen por mucho que lo intentes. Siempre te retiras del espectáculo con la sensación de que es necesario regresar al palco para gozar, en primer lugar, del “Autor y Director”, de los actores, del telón de fondo, de la acústica maravillosa, de los caprichos decorativos, de…
Sé que nada tiene que ver una estampa con asistir a la representación en una butaca privilegiada pero para aquellos que no tenéis la oportunidad de acercaros a la “función”…
Que ustedes lo disfruten.

sábado, 22 de octubre de 2016

Eskerrik asko!!!!

Esta mañana me he detenido un momento bajo uno de los espectáculos que tenemos la suerte de poder admirar quienes vivimos en el mundo rural. Una de esas imágenes por las que tendríamos que estar sumamente agradecidos a quienes lo hacen posible.
Me refiero a esos balcones “engalanados” con los pimientos rojos que lucen en algunas de nuestras casas, cada vez menos por desgracia, y que hablan por sí mismos de mimo, esfuerzo, alegría y esperanza.
Cuando te paras un momento y piensas en la semilla escogida de los frutos del año pasado y recuerdas el semillero cuidado durante meses para que ni le falte agua ni le sobre el rocío de la noche. Cuando te detienes en la huerta laboreada con dulzura para que la planta pueda ir extendiendo sus raíces y pueda absorber todos y cada uno de los suministros de la Pachamama, todavía hoy venerada por los pueblos indígenas andinos. Cuando te detienes a pensar en los desvelos de quien ha pasado noches en vela asomándose a la ventana porque el viento arreciaba contra sus veneradas plantas o la tormenta amenazaba con malherir sus frutos. Cuando citas a la memoria para recordar las manos curtidas de quienes han trenzado en ristras el espectáculo que tienes sobre tus ojos. Cuando…
Y tantos pasos dados y tan medidos, tantos esfuerzos, tanto mimo, tanta tradición compendiada, tanto… para poder aprovechar lo que la naturaleza regala: conservación y buen gusto. La misma naturaleza que hace perecederos los alimentos, esa misma naturaleza, con la sabiduría adquirida durante siglos por nuestros antecesores y transmitida con naturalidad hasta nosotros, regala el conservante más efectivo y sabroso. Carnes aderezadas con esos pimientos, embutidos encorsetados y con su inconfundible pigmento, salsas aliñadas con su pulpa, sopas condimentadas en tantas y tantas casas, cocidos con sabor a hogar,…
No me digáis que no es un espectáculo. Os invito a descubrirlo, gozarlo y, sobre todo, a ser agradecidos con quienes lo hacen posible. Están muy cerca. Agradecedlo.
Eskerrik asko!!!!

miércoles, 19 de octubre de 2016

Un café con...

Me gustaría tener la oportunidad de poder tomar un café con tranquilidad con algunas de las personas que han optado por caminar por territorios enfangados, que han elegido ir pisando barro todas sus vidas, que han abandonado los caminos firmes que les indicaron sus mayores para enfangarse por atajos cuyo final ya saben que no les llevará a vivir felices. Ya sé que no van a tener tiempo para tomar ese café conmigo pero eso no quiere decir que no exprese mi deseo de charlar despacio con alguno, o algunos, de ellos.
No me refiero a las personas que tienen fallos en sus vidas, no me refiero a las personas que quieren hacer el bien aunque a veces se equivoquen, no me refiero a quienes les gustaría hacer mejor cada una de las cosas que hacen cada día, no me refiero a quienes son conscientes de que se han equivocado y que están dispuestos a intentar, una y otra vez, poner los medios necesarios para este mundo sea un poco mejor y se note en sus relaciones familiares y con sus amistades. Con este tipo de personas me encuentro todos los días y disfruto con ellos y me siento parte de ellos.
Lo que me gustaría es poder tomar un café con alguna de esas personas que han decidido que sus vidas las van a dedicar a hacer el mal a los demás, que van a poner todas sus “habilidades” al servicio del poder, del dinero o de las armas o, simplemente de las cosas. Personas que sin ningún tipo de escrúpulos tienen como objetivo hacerse ricos provocando la pobreza en unos cuantos cientos o miles de personas, personas que por alcanzar un determinado estatus son capaces de explotar a sus hermanos sin ningún tipo de miramiento, personas que sin ningún tipo de reserva están dispuestas a “estar por encima de”, a “pisar a”,…
Me gustaría porque quisiera escuchar los motivos profundos, no los que “enseñan”, para haber optado por ese tipo de vida. Y, más que para escucharles, me gustaría preguntarles cómo es posible que alguien opte por no poder “descansar en paz” noche tras noche. Preguntarles quiénes son y cómo valoran a sus “hermanos” y congéneres para que los ninguneen y no les importe qué va a ser de sus vidas y los vean únicamente como “herramientas maltratables” a disposición de sus insanos deseos. Preguntarles por personas con cara, nombre y apellidos que sufren y mueren por sus caprichos. Preguntarles por…
Y además de hacerles muchas preguntas que hace tiempo rondan ”en mis adentros” también me gustaría hacerles una oferta de vida diferente.
Me gustaría darles la oportunidad de sentir la alegría de repartir todo lo que han robado y restaurar, en la medida de lo posible, el mal hecho. Quisiera que fueran entregando un poco de harina en alguno de tantos lugares en los que hace tiempo que ni human los hornos ni huele a pan recién hecho. Me gustaría que vieran en directo el regocijo expresado en los ojos de los niños cuando se inaugura una fuente de agua limpia que surge en medio de su poblado. Desearía que escucharan la algarabía de los más pequeños que pueden asistir a una escuela hecha de adobe y chapa para aprender algunas nociones básicas y tener tiempo para compartir su niñez en lugar de ir a trabajar cuando apenas se sostienen en pie. Les propondría que los mismos que ganan ingentes cantidades de dinero con armas y bombas fueran los que levantaran las ciudades y poblados que han arrasado con sus “excelentes máquinas de aniquilar” personas y pueblos. Les….
Me gustaría que tuvieran una experiencia de alegría profunda, de bienestar absoluto, de “dormir en paz”,… de sentir cómo en la misma medida en la que van vaciándose sus “alforjas” cargadas de podredumbre, en la misma medida, van sintiéndose más a gusto consigo mismos y con el mundo que les rodea. Solo quisiera que tuvieran una experiencia real de lo que es vivir feliz y en compañía de los demás. Una sola experiencia.
Ya sé que soy bastante ingenuo, incluso soñador, pero permitidme que no pierda la ilusión de poder recuperar la felicidad de quienes no pueden ser felices, o mejor dicho, de quienes se empeñan en no ser felices e insisten en no dejar ser felices a los demás.
Es cuestión de un café…

sábado, 8 de octubre de 2016

Imagen para leer 5


Todos, creo yo, en alguna ocasión nos hemos vuelto un poco “cardos”. Cardos de “pinchar”, cardos de “molestar” y, además, cardos “secos”. No estaría de más reconocerlo y seguramente pedir perdón por las veces en las que así nos hemos presentado ante los demás.
Es cierto que a veces la vida te va acorralando ante situaciones que no parecen tener salida posible pero, ¿solucionamos algo convirtiéndonos en “cardos”? ¿Acaso no hay otra manera de afrontar, incluso soportar, las dificultades que nos llegan y que tantas veces van agriando nuestra relación con quienes nos rodean? Me temo que no es esa la mejor manera de afrontar las dificultades ni tampoco es una manera afable de solicitar ayuda y amparo cuando las circunstancias de la vida nos ponen en un aprieto.
Todos tenemos experiencia, no solo conocemos la teoría, de que la vida trae sinsabores importantes pero estoy convencido de que ninguno de ellos debe tener la suficiente fortaleza como para convertir nuestra vida en una “colección de cardos”. Basta detenerse un momento y descubrir la inmensidad de “flores” que rodean nuestra vida como para que nos quedemos convertidos en “cardos” y, si te descuidas, de la especie menos atrayente: “cardos borriqueros”.
“Lee” con atención la imagen y destierra todos las “púas de tu vida” porque tienes muchos motivos para que tu forma de ser se parezca más a los aterciopelados pétalos de una flor que a los espinas de los cardos.

domingo, 2 de octubre de 2016

Colombia canta por la paz

Una breve invitación a seguir de cerca el referéndum que hoy se celebra en Colombia con el acuerdo de paz como trasfondo de toda la jornada. Es cierto que hay quien se posiciona a favor y quien lo hace en contra, hay quien lo ve con esperanza y quien no confía en que sea un avance, hay quien… Sin embargo, lo cierto es que suena bien “acuerdo de paz”, es cierto que suena bien las solicitudes de perdón escuchadas, es cierto que suena bien que el pueblo sea convocado a las urnas para que exprese su parecer, es cierto que suena bien el esfuerzo de este país que tras 52, cincuenta y dos, años de guerra quiere dar carpetazo a una realidad de mucho, mucho, sufrimiento y durante demasiados años.
Nosotros sabemos conocemos de cerca las heridas que dejaron en nuestras gentes y en nuestros pueblos una guerra de duró tres años y cuyo comienzo aun es recordado cuando han pasado 80 años de su comienzo. Colombia tardará en cerrar heridas, sufrirán los de siempre, incluso habrá intentos de volver a la situación pasada por parte de aquellos que se han “sentido bien” con un país en guerra,… pero estoy seguro que el pueblo en general, quienes más han sufrido, y sufren, las consecuencias de aquella guerra… esos tendrán ganas de que se acaba de una vez por todas.
Os recomiendo escuchar la canción de una buena cantidad de músicos colombianos. Yo he disfrutado escuchándola y ojalá nos ayude a sentirnos cercanos de todos los colombianos que hoy viven una jornada cargada de esperanza.