sábado, 31 de marzo de 2018

Vigilia Pascual



Fue la noche más larga de todas, la noche de todos los tiempos, cuando el Espíritu de Dios se cernía sobre los abismos de la nada y el vacío. Fue al final de esa noche, cuando Dios dijo: “Haya luz”. Y hubo luz para que Dios realizara su obra creadora.
UNA NOCHE DE SALVACIÓN
Fue una noche clara, cuando Dios hizo salir de su tienda a Abraham a tomar el fresco y le dijo cariñosamente: “Mira el Cielo, ¿puedes contar las estrellas que ves? Pues así será tu descendencia". Y hoy todos los creyentes llamamos padre a Abraham.
UNA NOCHE DE SALVACIÓN
En una noche de luna llena, en medio de la confusión, el pueblo de Israel escapó de la esclavitud de Egipto. Y, guiado por Moisés, cruzó el Mar Rojo. En esa misma noche, el Señor castigó el orgullo egipcio. Fue la mayor proeza salvadora de Dios que el pueblo elegido recordará.
UNA NOCHE DE SALVACIÓN
Fue en una noche clara, con una estrella que señalaba a Belén y unos pastores que dormían al raso, y que se desvelaron por un acontecimiento muy especial: “Os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor”.
UNA NOCHE DE SALVACIÓN
La noche de la muerte de Jesús. Una cruz vacía y desnuda, su testigo. Un sepulcro cerrado, su sello. Y un grito desgarrado en la noche: “Dios mío ¿por qué?"
UNA NOCHE DE SALVACIÓN
Hermanos, ¡ésta es la noche santa! La noche en que nuestro Señor Jesucristo ha pasado de la muerte a la vida. Si recordamos así la Pascua del Señor, escuchando su Palabra y celebrando sus misterios, esperamos tener parte en su triunfo sobre la muerte y vivir con Él para siempre.
ESTA ES LA NOCHE DE LA SALVACIÓN UNIVERSAL

jueves, 29 de marzo de 2018

Jueves Santo. Amor gratuito



        Me apetece "Compartir sin prisa" con vosotros este texto que suena especialmente bien en esta jornada del Jueves Santo. Desconozco el autor de la misma pero agradezco su sencillez y claridad.

Señor, tu amor es siempre gratuito. 
Invitas a tu mesa a todas las personas, 
cultas e incultas, sanas y enfermas, 
ricos y pobres, buenas y malas. 
Me has invitado a mí, sin ningún mérito, 
gratuitamente, sin buscar nada a cambio; 
pues nada mío puede enriquecerte. 

Nos abres de par en par las puertas de tu casa, 
nos ofreces el regalo de tu amistad, 
en tu Palabra, nos has revelado tus secretos, 
compartes con nosotros tu Espíritu, 
nos reservas un puesto en tu mesa 
alimentas con tu amor nuestras hambres 
y nos brindas una alegría nueva y eterna. 
Sólo por amor. Todo por amor. Gracias, Señor. 

Ayúdanos a ser gratuitos en nuestras relaciones, 
a ir más allá de los sentimientos y del propio interés; 
a abrir nuestro corazón y nuestra mesa 
a los amigos y a la familia, por supuesto, 
pero también a los que no podrán pagarnos, 
a los pequeños, a los pobres, a los que están solos, 
a los más necesitados, aunque no siempre lo merezcan. 

Purifícanos y haznos parecidos a ti, Señor, 
ayúdanos a amar gratuitamente, como Tú, 
para entrar de lleno en el camino del Evangelio,
para gozar de la felicidad más grande. Amén.

sábado, 24 de marzo de 2018

Invitados a disfrutar


Aprovecho la imagen de este precioso mantel de un humilde altar para invitaros a gozar de las celebraciones de esta semana santa que estamos a punto de comenzar.
Una semana con celebraciones muy diferentes a las de otras épocas del año y que de por sí ya son reuniones a las que estamos llamados a disfrutar.
La llegada de Jesús a Jerusalén aclamado por la gente sencilla en el Domingo de Ramos; la cena de despedida de Jesús, el jueves santo, en la que recordaremos al Maestro arrodillado a los pies de los discípulos para lavarles los pies e indicándoles: “haced vosotros lo mismo”; el viernes santo con la Cruz como centro en recuerdo de la muerte de Jesús clavado mirando a los crucificados de nuestro tiempo; la vigilia pascual del sábado a la noche utilizando símbolos como el fuego, el agua, dedicando un tiempo especial a escuchar la Palabra de Dios y descubrir al Dios de la Vida y el Domingo de Pascua, en compañía de los creyentes del mundo entero, expresar nuestro gozo por la Resurrección de Jesús, por la apuesta de Dios por la Vida y por ser, nosotros mismos, destinatarios de esa Vida. Son diferentes a las habituales, son bonitas y siempre nuevas si somos capaces de actualizar lo que en ellas celebramos.
Semana está aderezada con muchas costumbres y tradiciones que no debieran nunca despistarnos del objetivo fundamental: celebrar, vivir, acontecimientos básicos para nuestra vida de seguidores de Jesús hoy y aquí. Sería una pena desaprovechar una nueva oportunidad que se nos brinda de compartir con los vecinos, y con los creyentes del mundo entero, momentos tan manifiestos de por dónde caminar en la vida de cada día.
Semana de tener momentos de paz y de reflexión, de dedicar momentos a la oración pausada, de dejarse llevar por los ritmos propios de las celebraciones y por sus mensajes convincentes, de dedicar tiempo a escuchar a quienes viven a tu lado y, por qué no, también de dedicar unas jornadas a rebajar el ritmo apretado de las labores cotidianas para dejar espacio al sosiego y, por ejemplo, a la vida familiar.
Son pocos días, mejor dicho podrían ser más días, pero si nos empeñamos los podemos aprovechar para nuestro crecimiento personal y para renovar nuestro compromiso de bautizados. Las oportunidades son para ser aprovechadas y esta semana es una de ellas.
Que ustedes la disfruten y la gocen, como la ocasión se lo merece.

sábado, 17 de marzo de 2018

Los detalles sí importan


Ayer volví a tener el honor de acercarme a felicitar a una mujer de 88 años que se encuentra “bien” pero necesita que alguien le ayude en los avatares de cada día y tras el preceptivo, y sentido, par de besos tomamos asiento para charlar un poco sobre lo que no puede faltar en ninguna conversación con una veterana: los hijos, el marido que ya “se fue”, la salud, el pasado, presente y el futuro, tomar algo o dejarlo para otro momento,…
Pero, también como siempre, si dejas de mirar el reloj y das paso a escuchar en lugar de hablar, la conversación comienza a tomar derroteros que nunca sabes en dónde van a acabar. Ayer tuve la suerte de que la conversación nos llevó a que se hablara de recuerdos que están en la memoria de la familia y que están reposando en esa “caja metálica” que se conserva en tantas casas y que hace las veces de archivo familiar.
Un “baúl de recuerdos” repleto de fotos pequeñas, descoloridas y dobladas, recordatorios de familiares, amigos o vecinos que son parte de la historia, cartillas de notas de los hijos,… Y en algunas de esas cajas, solo en algunas, también se encuentran cartas de juventud, detalles de los primeros años de noviazgo, motivos que hablan de una historia de amor vivida y que de ninguna de las maneras quiere ser olvidada.
Con rubor, también con orgullo y siempre con un brillo especial en las pupilas se habla de los sentimientos compartidos, de los obstáculos superados, de la experiencia de separación por “la mili” (como muestra el dibujo), de las anécdotas “confesables”,… Son momentos difíciles de olvidar. Hablan el corazón, los suspiros, los ojos,… y el silencio mucho más que las palabras.
 Lo viví, como siempre, como un regalo que me apetece compartirlo, “sin prisa” por supuesto, con todos vosotros. Pedí permiso para realizar una fotografía del dibujo que antecede a estas líneas y me despedí de la homenajeada con la sensación de haber vivido un momento importante, un encuentro con una persona que hablaba de las cosas importantes de la vida, de lo que realmente le hizo, y le hace, feliz aun solo con el recuerdo.
No existían las redes sociales ni la facilidad de “acortar” el mundo que tenemos hoy pero una historia de amor… siempre será una historia de plenitud y esa experiencia deja más huella que muchas de nuestras “modernidades”.
¿Cuál será la “caja metálica” de quienes hoy se encuentran en sus primeros enamoramientos? ¿Tendrá el mismo valor sentimental un mensaje “universal” de WhatsApp que el dibujo realizado a mano, en un papel elegido con mimo, dibujado y pintado con paciencia? ¿Será más emotivo recibir noticias del ser querido “al instante” a través de una pantalla o abrir esa carta anhelada que no terminaba de llegar al buzón de casa?
No me apetece responder a esas preguntas pero sí me gustaría que cuando quienes hoy tienen 18 años y cumplan los 88 puedan enseñar a sus nietos pequeños detalles que hablen de una hermosa historia de amor,… aunque sea en la pantalla del “móvil del futuro”.
Los detalles sí importan.

sábado, 10 de marzo de 2018

Privilegiados


En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
"Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.
Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.
El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios." (Juan 3,14-21)

Merece la pena empeñarse en comprender y, sobre todo, vivir que nuestra fe, nuestra relación con Dios y la relación de Dios con nosotros, con los hermanos, con la naturaleza, con… tiene un comienzo, “tanto amó Dios al mundo”, un objetivo, “que el mundo se salve” y un ofrecimiento, “la luz vino al mundo”. Vivir desde estos parámetros que el evangelio de Juan nos narra es, creo yo, comprender algunas de las claves más importantes del mensaje de Jesús  y del por qué de una vida de seguimiento a ese "Hijo único de Dios".
Todo comienza como una historia de amor inacabable. Todo comienza con una historia de amor de Dios, Él toma la iniciativa, hacia cada uno de sus hijos y con un deseo interminablemente perseguido: que todos “tengan vida eterna”. Para hacer realidad este objetivo incluso “entregó a su Hijo único”. Lo demostró desde el comienzo de la historia, en el recorrido del pueblo de Israel,… y por si fuera poco, su llegada entre nosotros en la sencillez de un establo. Todo por puro amor a todos y cada uno de sus hijos.
Es cierto que ante semejante expresión de amor, ese mismo Padre respeta la libertad de sus hijos para participar en ella u optar por otras historias diferentes. El evangelio de Juan es muy claro al hacer referencia a ello: “la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz”. Es bueno que repetidamente nos preguntemos si queremos que Jesús sea la luz que ilumine nuestro caminar o preferimos otras “iluminaciones” diferentes o, sencillamente, optamos por vivir en las tinieblas.
Y también tiene razón el evangelio cuando dice que a veces preferimos no acercarnos a la luz para que no queden al descubierto nuestras miserias. Lo que la Iglesia en general está haciendo en este tiempo de Cuaresma, y a lo que todos estamos invitados, es precisamente acercarse lo más posible a Jesús para que sea Él quien ilumine nuestra manera de vivir y queden al descubierto nuestras buenas obras y también esas actitudes que afean nuestro caminar. ¿No merece la pena poner al descubierto y tomar conciencia de todas las cosas buenas que hacemos día a día?¿Es mejor dejar en tinieblas lo que no nos deja ser felices y “tapar” nuestras miserias para que terminen amargándonos la vida? No parece lo más inteligente. Nunca vamos a poder avanzar si no partimos de lo ya conseguido y si no somos conscientes del camino que nos queda por recorrer.
Nos vendrá bien acercarnos a Jesús, dejarnos iluminar por su luz de manera que nos sea mucho más fácil ser felices (tenemos experiencia de ello), estar más contentos con nuestro actuar y habremos desterrado esos lados oscuros que todos tenemos y que nos impiden alcanzar ese deseo común llamado felicidad.
Aprovechemos la ocasión que se nos brinda en este tiempo de sentirnos parte de una historia de amor a la que somos invitados y cuyo objetivo final no es otro, como bien dice Juan,  que “tengamos vida eterna”.
¡¡¡Sintámonos privilegiados!!!

jueves, 8 de marzo de 2018

8 de marzo


Hace pocas semanas visitaba un local dedicado a la escucha, promoción y formación de las mujeres más necesitadas que está presidido por la imagen que quería compartir con todos vosotros en esta jornada siempre especial.

Me parece, y por eso la comparto, que es suficientemente elocuente como para dejar que provoque en todos nosotros alguna que otra reflexión. Una frase que tiene el respaldo de esta mujer que “lo firma” y que fue asesinada en 1960 por su compromiso social en la dictadura de Trujillo. Creo que quien es capaz de dar su vida por algo siempre, siempre, debe merecer nuestro respeto, nuestra escucha y nuestra admiración.

sábado, 3 de marzo de 2018

¿Qué Dios hay como tú?


Pastorea a tu pueblo, Señor, con tu cayado,
al rebaño de tu heredad,
que anda solo en la espesura,
en medio del bosque;
que se apaciente como antes
en Basán y Galaad.
Como cuando saliste de Egipto,
les haré ver prodigios.
¿Qué Dios hay como tú,
capaz de perdonar el pecado,
de pasar por alto la falta
del resto de tu heredad?
No conserva para siempre su cólera,
pues le gusta la misericordia.
Volverá a compadecerse de nosotros,
destrozará nuestras culpas,
arrojará nuestros pecados
a lo hondo del mar.
Concederás a Jacob tu fidelidad
y a Abrahán tu bondad,
como antaño prometiste a nuestros padres.
       (Miqueas 7,14-15.18-20)


Al releer este trocito del profeta Miqueas esta mañana me ha venido a la memoria la charla de hace unos pocos días con una de las personas que suelen asistir con frecuencia a las celebraciones dominicales. Una persona sencilla, sin grandes estudios porque la vida le hizo trabajar desde pequeño cuando lo realmente importante era que no faltara unas alubias que llevarse a la boca y cuando todos los miembros de la familia, también los niños, debían aportar sus manos para que el objetivo de sentarse diariamente alrededor de la olla familiar fuera una realidad cada jornada.
Me decía que “yo no entiendo mucho de esto pero lo que tengo claro es que no hay religión mejor que la nuestra porque puedes hacer lo que quieras y si te equivocas te perdonan”. Seguramente que este frase tan sencilla y con tantas imperfecciones teológicas, dogmáticas, eclesiales,… es una confesión de haber entendido a la perfección la figura de un Padre misericordioso que perdona, que “destrozará nuestras culpas y arrojará nuestros pecados a lo hondo del mar”, como hemos leído en el texto de Miqueas.
Existen multitud de definiciones más correctas, más completas, más… pero comprender y vivir desde la bondad de un Padre que respeta nuestra libertad y que perdona sin excepción nos lanza a vivir nuestro ser cristiano de una manera diferente a quienes intentan buscar el soporte de su vida cristiana solo desde  en el cumplimiento de normas y ataduras formales. “Este rebaño que anda solo en la espesura” de nuestro mundo necesita descubrir y vivir desde un Dios al que “le gusta la misericordia” y que respeta la libertad de todos y cada uno de sus hijos.
Jesús nos habló con tanta claridad de su Padre, de nuestro Padre, que parece mentira que haya pasado tanto tiempo y todavía no nos sintamos parte de su rebaño, que no conozcamos todavía al Pastor, que nos empeñemos en elegir los caminos más empinados y pedregosos para nuestra vida diaria,…
Tal vez este tiempo de Cuaresma es un tiempo apropiado para descubrir que nuestro rebaño necesita de un Pastor, para  reconocer este Padre que perdona, a este Padre que alimenta nuestra libertad y que provoca diariamente nuestra responsabilidad. Es una buena ocasión y las ocasiones… “cuando pasan”, dice la sabiduría popular.