Cuando el pasado Domingo escuché que había un incendio en León, en las cercanías de Las Médulas, me vinieron a la cabeza las imágenes de una hermosa mañana otoñal que pude disfrutar el otoño pasado.
Disfruté de los paisajes cargados de colores vivos, de los castaños centenarios que "entregaban" sus frutos a los locales, gocé charlando con ellos sobre el pasado y el futuro de la tierra de sus amores,...
Y ahora, en unas pocas horas... cambio total en el paisaje, en su trabajo de la tierra y, seguramente, también en todo lo relacionado con el turismo y, no menos importante, tantas ilusiones "quemadas".
Una lección que debiéramos tener aprendida pero que parece que nos la tienen que "repasar" de vez en cuando. A la naturaleza tenemos que "cuidarla y mimarla" y... siempre es generosa.
Estamos viviendo temperaturas nunca "sufridas", olas de calor de duración llamativa, riadas no conocidas, fuegos especialmente virulentos,... ¿Será que nos hemos dedicado a explotar la naturaleza en vez de mimarla? ¿Estaremos abusando de la que es nuestro suelo, nuestro techo, nuestro alimento, nuestra agua,...?
Todavía hay quien sigue apostando por "ordeñarla" por encima de sus posibilidades pensando en rendimientos económicos y sin pensar, ni un solo segundo, en darle unos pocos "mimos", protegerla, cuidarla, alimentarla,...

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