Hay nombres en la Historia de
los pueblos y naciones que no se olvidan y que su sola mención nos traen a la
memoria situaciones con una ingente carga de recuerdos, de dolores o alegrías.
Tengo la sensación de que ha nacido
un nuevo nombre para almacenar en nuestras memorias: Saydnaya (Siria). Amnistía
Internacional nos ha abierto un poco más los ojos, por si andábamos
despistados.
No es un nombre fácil de
pronunciar, como tampoco lo es Mauthausen y enseguida lo relacionamos con el
exterminio nazi. Estamos en el 80 aniversario del bombardeo de Gernika… Saydnaya
debiera ocupar un lugar en esa “memoria negra” que con el paso de los años
todos vamos teniendo sobre nuestros hombros. Que en cinco años hayan sido
ahorcadas más de 13.000 personas no puede menos que dejarnos una herida
sangrante en nuestros corazones. Una herida que el tiempo, y tal vez el olvido,
cerrará pero que dejará una cicatriz que nos recuerde lo sucedido en un país
con ansias de vivir y que por el capricho de unos pocos está produciendo miles
y miles de muertos, millones de desplazados, desolación por doquier,…
¿Comprenderemos ahora mejor a
esas personas con nombre y apellido a los que no queremos acoger en nuestros
países satisfechos? ¿Comprendemos a las personas que huyen de sus casas ante el
panorama que se les presenta?
No voy a escribir más. Tan solo invitaros a pinchar
en el enlace de más abajo para leer despacio y ver el sencillo video que
Amnistía Internacional ha colgado en su web. Esto es lo que hoy me apetece “compartir sin prisa” con
todos vosotros.
Saydnaya,… para no olvidar.
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