Estamos
demasiado acostumbrados a que triunfen los grandes acontecimientos, a que lo
que sea portada en los medios de comunicación sean las grandes aglomeraciones
de gente, a que los estadios sean “majestuosos” en la medida de su capacidad,
que los conciertos hagan coincidir a miles de personas… Lo grande, lo inmenso,
lo extraordinario, lo… eso es lo que es noticia reseñable, eso es lo importante
y a lo que hay que dar importancia porque es lo
que triunfa y lo envidiable.Y lo que sucede, y eso lo sabemos todos, que la vida de cada día, lo real, está hecho de pequeños detalles. Muy pocos acontecimientos extraordinariamente reseñables, o tal vez ninguno, suceden en nuestras vidas. Lo normal, lo habitual, es que al 99,9 % de las personas no nos suceda nada que sea portada de los noticiarios de las grandes cadenas de comunicación. Sin embargo, eso no quiere decir, ni mucho menos, que nuestras vidas no estén plagadas de experiencias de todo tipo. Vidas con experiencias que no serán noticia para el “común de los mortales” pero que nos van conformando nuestra personalidad y nuestra manera de vivir cada uno de los minutos que nos toca vivir.
Los
detalles de nuestras vidas son los que dan sabor a cada jornada y los que
realmente nos hacen ser como somos y vivir como vivimos. Prepararse solo para
afrontar los grandes acontecimientos, esperar con los brazos cruzados a que
lleguen momentos espectaculares,… es perderse lo realmente importante de
nuestro caminar. Basta abrir los ojos cada mañana y gozar de las pequeñas cosas
de cada día para vivir con una actitud de gratuidad y de gratitud que nos hará
descubrir la belleza de cada día, aunque eso no “se venderá” en los medios de
comunicación ni será portada de las revistas de máxima difusión.
Permitidme
que os haga llegar la invitación a que hoy, sin esperar a mañana, abráis
vuestros ojos a esas “insignificantes” cosas que hoy van a rodear la jornada.
Día para darnos cuenta de la suerte que tenemos de tener a nuestro lado a estas
personas, esta naturaleza, esta comida,… y también a este Dios que nos ofrece
estos maravillosos regalos que recibimos día tras día. Tranquilos porque esas
cosas no van a ser grandiosamente ensalzadas en los titulares de las cadenas
televisivas… pero ahí están, aunque no sean “noticiables”.
Un saludo y
que ustedes tengan una buena jornada cargada de pequeños detalles.
Una vez más totalmente conformes. ¡¡¡ A ver si alguna vez escribes algo de lo que podamos discrepar!!!. Efectivamente, la vida está hecha de pequeñas grandes cosas que muchas veces no valoramos en su justa medida. Tendemos a dar por sentado lo cotidiano y gratuito. Simplemente abrir los ojos por la mañana es digno de alabanza. Nadie tenemos la vida comprada. No sabemos el día ni la hora. Y, como dice el aforismo; "El diablo está en los detalles". Que vivamos cada día con intensidad. Como si fuera el último. Es cuestión de actitud. Somos inmensamente afortunados y muchas veces ni nos damos cuenta. Un abrazo a todos.
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