domingo, 25 de septiembre de 2016

Convocados a las urnas

Parece entendible que suene a repetitivo otra llamada a las urnas, incluso no es de extrañar que haya cierta sensación de hartazgo. Esperemos que no vayamos a ser llamados a una nueva convocatoria. Esperemos.
Sin embargo, y mientras no se demuestre lo contrario, no parece haber mejor fórmula de organización de la sociedad que expresar nuestra opinión a través de las urnas. Es cierto que hay fallos, que no se puede cansar a la población, que tal vez habría que pensar en listas abiertas, que se pueden mejorar las normativas y las representaciones, que las campañas podrían mejorarse, que… pero lo cierto es que de momento es el instrumento que la sociedad ha elegido y no debe ser tan mala porque cuando no se puede realizar este ejercicio democrático se echa mucho de menos.
Solo ofrecer desde estas líneas a quienes salgan hoy elegidos por el pueblo unas recomendaciones tomadas de la lectura de San Pablo que en este domingo se lee en todas las iglesias. Espero que la ley Electoral no me castigue por hacer un ofrecimiento de este estilo a quienes se van a sentar en el Parlamento Autonómico.
Dice San Pablo: “practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza”. Tengo la tentación de hacer un comentario pausado de lo que podría suponer aplicar cada una de las cosas que dice San Pablo a nuestra realidad pero lo vamos a dejar para otra ocasión para no interrumpir la tranquilidad de la jornada electoral.
Sí me apetece, antes de saber cuáles van a ser los resultados, antes de que conozcamos las caras de quiénes se van a sentar en el Parlamento, proponerles que tengan la frase de Pablo como herramienta aprovechable para sus funciones.
Esta noche se harán las declaraciones típicas de que “todos han ganado”, aunque para algunos “la procesión vaya por dentro”, mañana leeremos la prensa con detenimiento para leer los resultados en los pequeños pueblos y nos tocará, casi seguro, asistir a las correspondientes conversaciones de cara a pactos,….
Que lo vivamos con amor, paciencia, respeto y responsabilidad.
Escuchemos la voz del “pueblo que nunca se equivoca”, a pesar de que algunos no estén muy de acuerdo en esta afirmación.

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