sábado, 1 de junio de 2019

“Cuento con vosotros…”
A propósito de la Fiesta de la Ascensión

Jesús contestó: «… Cuando el Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los confines del mundo.»

Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que una nube se lo quitó de la vista.
Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
«Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?
El mismo Jesús que os ha dejado para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»
Hechos de los Apóstoles 1,7-11     

Galileos, ¿qué hacéis ahí plantados mirando al cielo?”, les dicen los “hombres vestidos de blanco” a los discípulos de Jesús.
Hoy se repite la pregunta pero... para personas vestidas con “ropas de colores”: ¿Qué hacéis mirando al cielo? Pregunta dirigida hoy a la Iglesia de Jesús, al grupo de seguidores de Jesús que insisten en encontrar a Jesús en el cielo, en el espacio, en la estratosfera,… ¡¡¡Que nooooo!!!


Que nuestra misión no es quedarnos absortos “mirando al espacio sideral” sino proclamar la necesidad de encontrarnos con el Dios que camina codo a codo en nuestras luchas diarias. Conocerlo en la escucha de su palabra, descubrirlo en el dolor de quienes sufren, amarlo como amigo que nunca falla, ser agradecido por lo que nos regala y ser generosos en nuestras ofrendas, celebrar su presencia en compañía de quienes también lo conocen,…
Mirando al cielo” no lo vamos a encontrar. Podremos estar “plantados” mirando y rebuscando que no lo vamos a encontrar  y terminaremos haciéndonos un “ídolo” a nuestra medida para justificar el tiempo dedicado a intentar encontrarlo “escondido tras las nubes”. Mirando y mirando lo único que vamos a conseguir es que nos entre una molesta tortícolis que terminará haciéndose crónica y sin remedios adecuados para su curación.
Es cierto que mirar a los “ojos de la realidad”, sentir el dolor de los demás, escuchar los gritos, casi siempre “silenciosos”, de quien sufre, sentir la impotencia de no poder convertirte en “salvador puntual”, no encontrar la luz necesaria para afrontar la dificultad diaria, sentirte demasiado solo en la lucha con los grandes “triunfadores” de nuestra sociedad,… no es una experiencia ni fácil ni agradable.
Sin embargo,... un poco de paciencia. “Cuando el Espíritu descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser mis testigos…”. No penséis que nos vamos a quedar solos. Si así fuera el resultado sería muy fácil de acertar. Si nos empeñamos en confiar sola y exclusivamente en nuestras habilidades, en nuestras cualidades y potencialidades… entonces las “casas de apuestas” cerrarían por quiebra en unas pocas horas.
Jesús confía en ti y en mí. Nuestra incapacidad es evidente para el “encargo” realizado pero si ni tú ni yo no nos dejamos llevar y nos empeñamos en soplar contra el viento del Espíritu… entonces nos encontramos con la realidad de Iglesia y de sociedad que no hace falta describir en sus detalles.
Fiesta grande por la confianza de Jesús en cada uno de nosotros y en nuestra Comunidad, Fiesta grande porque nunca nos va a fallar su apoyo, Fiesta grande porque no es un encargo individual sino comunitario,… ¡¡¡¡¡FIESTA GRANDE!!!!!

1 comentario:

  1. ¡¡¡FIESTA GRANDE, como bien dices!!!. Cuando éramos pequeños nos enseñaron que "Tres Jueves hay en el año que relucen mas que el sol; Jueves Santo, Corpus Christi y el día de la Ascensión". En una sociedad cada vez mas secularizada, todo va cambiando. Pero ello no obsta para que los cristianos sigamos celebrando este gran día y lo que significa. Jesús sube a los cielos, pero queda en la tierra el Espíritu Santo para acompañarnos y ayudarnos (si nos dejamos claro). No nos deja abandonados a nuestra suerte. Es la Santísima Trinidad. Tres personas y un solo Dios. Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Un misterio inabarcable para la inteligencia humana pero no por intangible irreal. No perdamos las raíces ni el norte de nuestras vidas. Agradezcamos la vida y disfrutemos cada momento no siendo indiferentes ante el sufrimiento humano. Dios está presente en todo ser humano pero, sobre todo en los niños, los pobres y los que sufren. No lo olvidemos. Gracias por compartir sin prisa.

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