viernes, 28 de junio de 2019

RICOS GENEROSOS

“El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra generosamente, generosamente cosechará. Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a disgusto ni por compromiso; porque al que da de buena gana lo ama Dios. Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, os sobre para obras buenas.
Como dice la Escritura: «Reparte limosna a los pobres, su justicia es constante, sin falta.» El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra justicia.
Siempre seréis ricos para ser generosos, y así, por medio nuestro, se dará gracias a Dios.” (2Cor. 9,6-11)

Este trocito de la Carta a los cristianos de Corinto me parece que habla de algo que es demasiado actual como para pasarlo por alto: “sembrar generosamente para cosechar generosamente”. Puede parecer que coincide con una de las “máximas verdades” de la economía de mercado, de la sociedad del consumo, de la locura de la producción de nuestro mundo,... Siempre más, siempre mejor,... producir más, para sacar más rendimiento, para engordar los números de la cartilla, para poder volver a sembrar más,... y así hasta el infinito por encima de todo impedimento que se ponga por encima.
Lo que narra la Carta no parece estar muy lejos del objetivo perseguido por una parte importante de nuestro mundo que no es otro que entrar en ese club exclusivo de unos pocos llamados “ricos” y que por serlos desean convertirse en personajes influyentes, encumbrados,... “seres superiores”, en definitiva.
Sin embargo, conviene no equivocarse. La alocución de Pablo no concluye con la invitación a “sembrar más para cosechar más”, en puro lenguaje “comercial”. El objetivo propuesto por Pablo para toda cosecha abundante no es otro que el de “seréis ricos para ser generosos, y así, por medio nuestro, se dará gracias a Dios”.
Nuestras “siembras”, nuestros esfuerzos, nuestras luchas y nuestros desvelos, según Pablo, adquieren sentido al compartirlos “con generosidad” y, también importante, que a todos nos haga vivir desde la acción de gracias a Dios. Almacenar, llenar “bodegas”, buscar sólo números positivos como objetivo central, utilizar nuestros logros para creernos “seres superiores”,... dejan sin sentido nuestras buenas actitudes, vacían de contenido nuestros esfuerzos y nos sumen en actitudes que ahogan nuestra alegría.
Y si esto es así, o así lo leo yo, debiéramos dedicar un tiempo a mirar con estos ojos de Pablo algunos aspectos de nuestra vida diaria. También, por supuesto, realidades de nuestra manera de vivir la fe y del caminar de nuestra Iglesia. Por ejemplo, podemos aprovechar este texto de la Carta a los Corintios para hacer una revisión pausada de este Curso pastoral que estamos cerrando.
Parece que la pregunta central de esa evaluación debiera ser cuestionarnos si lo que hemos trabajado, lo que hemos programado, realizado, evaluado,... ha sido una herramienta válida para vivir desde “la acción de gracias a Dios”.
En la mayoría de nuestras realidades, también en la Iglesia, tenemos la tentación de detenernos en exceso en “cuánto hemos cosechado”, “cuánto hemos hecho bien”, “qué hemos de eliminar para conseguir una cosecha generosa”, “cuánto vamos a sembrar el año próximo”,... y dejamos poco espacio a la pregunta que nos debiera ocupar más reflexión y oración: ¿a quiénes ha llegado la Buena Noticia de Jesús?,  y la segunda parte, no menos importante, ¿eso nos ha provocado vivir desde la acción de gracias continua a Dios?
Es entendible caer en la tentación de “valorar” los números, de regodearnos de nuestras exquisitas planificaciones y la satisfacción por haber acertado en los recursos utilizados,... pero la cuestión final, aprovechando este trocito de la Palabra de Dios, es clara y poco discutible: ¿somos “ricos para ser generosos”?
El termómetro de toda evaluación paree que debiera ser: quien vive a mi lado, quien se acerca a la Parroquia o a los grupos de la misma,... ¿se ha sentido lanzado a vivir desde una actitud de acción de gracias a Dios?

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