jueves, 19 de marzo de 2020

¡¡¡AY... SAN JOSÉ BENDITO!!!


¡¡Vaya lío en el que estamos metidos!!
¡¡¡Y nosotros que pensábamos que dominábamos todo lo que nos rodeaba!!! 
Es verdad que no todos pensábamos que el control de nuestro mundo lo podíamos hacer con la misma “herramienta” pero… “todo bajo control”. Unos confiaban sin dudar en el dinero y una economía “saneada” como el instrumento más adecuado para superar cualquier crisis que pudiera presentarse: “con una economía fuerte y…”
Otros apostaban por el poder sobre el pueblo a base de legislaciones oportunas o con estructuras políticas fuertes o, incluso, a través de la fuerza o…
Había, y hay, quien  sigue convencido que la ciencia y el desarrollo de la misma nos hará no depender de nada ni de nadie y nos hará “casi-inmortales” y, por supuesto, inaccesibles a cualquier “enemigo”.
También sigue habiendo un grupo de personas que piensan, y así lo expresan, que “Dios nos protegerá” mientras nosotros estamos con los brazos cruzados y haciendo lo que más nos apetece en cada momento… porque como es “Todopoderoso”…
Las grandes lecciones que estamos recibiendo en estos pocos días de “estar en casa”, de “no colegios”, de “no tiendas”, de “no relaciones personales”,… las analizarán quienes tienen más capacidad que el que escribe pero algunas muy sencillas creo que podemos sacar nada más abrir los ojos.
Primera y muy importante, desde mi humilde opinión, es que tenemos la suerte de vivir en donde vivimos pero eso no quiere decir que tengamos el “sartén por el mango” en lo que pasa en nuestra sociedad y en nuestro mundo. Lección que sería bueno aprenderla de memoria para cuando este “cacareado virus” pase a ser uno de esos “recuerdos olvidados”. Somos débiles y cuanto más cueste expresarlo… más débiles seremos. Una pandemia de la que conocemos su lugar de origen, cómo se propaga, cómo defendernos de él,… ese pequeño virus en un “visto y no visto” pone en jaque nuestra organización social, nuestra educación, nuestra economía, nuestra sanidad, nuestra industria, nuestras relaciones personales, nuestras Comunidades Cristianas,…
Segunda reflexión, que creo que compartimos todos, es que tenemos una suerte enorme por tener los sanitarios que tenemos, por contar la estructura sanitaria de la que disfrutamos (con todos sus “miserias”), por el abastecimiento sobrante de lo primordial para la vida diaria (increíble lo del “papel pal culo”), por la familia como estructura que siempre aparece en momentos de dificultad, por las diarias muestras de solidaridad entre vecinos, por la responsabilidad mayoritaria,…
Y tercera y última reflexión que quería “Compartir sin prisa” con vosotros es la necesidad de aprender de esta realidad en la que nos encontramos. Sería una pena desaprovechar la ocasión para saber en dónde poner el centro de lo que hacemos y por lo que luchamos, discernir qué es lo importante y qué es lo accesorio,… Es una oportunidad que no debiéramos desaprovecharla porque la pandemia nos está dejando mensajes claros y contundentes que debiéramos escucharlos. Mensajes a todos los niveles y con diferentes intensidades a los que nadie debiera cerrar los oídos. Mensajes para la educación, para la sanidad, para la iglesia, para la economía,… para las familias y el mundo laboral, para los mayores y los niños, para los adultos y los jóvenes,… para el ocio y la cultura, para los clubs de jubilados y las residencias, para el mundo del deporte y su “supuesto paraíso”,… hay mensajes para todos que sería conveniente no despreciar.
Hoy, Día de San José, aprovecho para felicitar a todos los aitas… y lo hago con más energía que otros años ya que no me gustan demasiado estas fiestas que nacen del comercio puro y duro. En esta ocasión… como están cerradas esas grandes cadenas comerciales que se inventan fiestas de este tipo… voy a aprovechar la ocasión para enviaros un sentido abrazo.
Termino como he empezado recordando una exclamación popular: “Ay… San José Bendito” como homenaje a quienes tantas “pandemias” de diferente origen y consecuencias han superado y ahora vuelven a ser los más débiles y amenazados.
Que ustedes sean felices.

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