miércoles, 5 de marzo de 2025

 

   Llegaron a su fin a los Carnavales y, con el Miércoles de Ceniza, damos paso a la Cuaresma. Esos días tan especiales para todas las Comunidades Cristianas en las que nos preparamos de la mejor posible para las grandes Fiestas de la Semana Santa.

   Cuarenta días que los tomamos como una Oportunidad de conocer mejor la voluntad de Jesús y también aprovechamos para revisar nuestra vida y ver por dónde hemos de caminar en este momento que nos toca afrontar.

   Cuarenta días que era una cifra con mucho significado en aquel tiempo (cuarenta años de Israel en el desierto, Moisés sube al monte cuarenta días y cuarenta noches, Elías viaja cuarenta días por el desierto, Jesús permanece cuarenta días con sus noches en el desierto,...) Ahora a nosotros nos toca llenar de contenido esta "cuarentena". Merece la pena.

   Los Evangelios del día nos van a ayudar y es bueno que dediquemos un momento a leerlos con paz y a dejarnos ayudar en esta Cuaresma. Sin duda, nos vendrá bien.

   Hay multitud de páginas en las que podéis encontrar el Evangelio de cada día. Basta poner "Evangelio del Día" en el buscador y... cada cual que elija.

   Puede servirnos, a modo de prueba, el que hoy leeremos en todas las celebraciones:

          Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. 
Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. 
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.
Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.

Espero que disfrutemos de este camino en compañía de millones de personas que hoy, como nosotros, también comienzan su camino particular y comunitario.



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