sábado, 8 de octubre de 2016

Imagen para leer 5


Todos, creo yo, en alguna ocasión nos hemos vuelto un poco “cardos”. Cardos de “pinchar”, cardos de “molestar” y, además, cardos “secos”. No estaría de más reconocerlo y seguramente pedir perdón por las veces en las que así nos hemos presentado ante los demás.
Es cierto que a veces la vida te va acorralando ante situaciones que no parecen tener salida posible pero, ¿solucionamos algo convirtiéndonos en “cardos”? ¿Acaso no hay otra manera de afrontar, incluso soportar, las dificultades que nos llegan y que tantas veces van agriando nuestra relación con quienes nos rodean? Me temo que no es esa la mejor manera de afrontar las dificultades ni tampoco es una manera afable de solicitar ayuda y amparo cuando las circunstancias de la vida nos ponen en un aprieto.
Todos tenemos experiencia, no solo conocemos la teoría, de que la vida trae sinsabores importantes pero estoy convencido de que ninguno de ellos debe tener la suficiente fortaleza como para convertir nuestra vida en una “colección de cardos”. Basta detenerse un momento y descubrir la inmensidad de “flores” que rodean nuestra vida como para que nos quedemos convertidos en “cardos” y, si te descuidas, de la especie menos atrayente: “cardos borriqueros”.
“Lee” con atención la imagen y destierra todos las “púas de tu vida” porque tienes muchos motivos para que tu forma de ser se parezca más a los aterciopelados pétalos de una flor que a los espinas de los cardos.

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