miércoles, 19 de octubre de 2016

Un café con...

Me gustaría tener la oportunidad de poder tomar un café con tranquilidad con algunas de las personas que han optado por caminar por territorios enfangados, que han elegido ir pisando barro todas sus vidas, que han abandonado los caminos firmes que les indicaron sus mayores para enfangarse por atajos cuyo final ya saben que no les llevará a vivir felices. Ya sé que no van a tener tiempo para tomar ese café conmigo pero eso no quiere decir que no exprese mi deseo de charlar despacio con alguno, o algunos, de ellos.
No me refiero a las personas que tienen fallos en sus vidas, no me refiero a las personas que quieren hacer el bien aunque a veces se equivoquen, no me refiero a quienes les gustaría hacer mejor cada una de las cosas que hacen cada día, no me refiero a quienes son conscientes de que se han equivocado y que están dispuestos a intentar, una y otra vez, poner los medios necesarios para este mundo sea un poco mejor y se note en sus relaciones familiares y con sus amistades. Con este tipo de personas me encuentro todos los días y disfruto con ellos y me siento parte de ellos.
Lo que me gustaría es poder tomar un café con alguna de esas personas que han decidido que sus vidas las van a dedicar a hacer el mal a los demás, que van a poner todas sus “habilidades” al servicio del poder, del dinero o de las armas o, simplemente de las cosas. Personas que sin ningún tipo de escrúpulos tienen como objetivo hacerse ricos provocando la pobreza en unos cuantos cientos o miles de personas, personas que por alcanzar un determinado estatus son capaces de explotar a sus hermanos sin ningún tipo de miramiento, personas que sin ningún tipo de reserva están dispuestas a “estar por encima de”, a “pisar a”,…
Me gustaría porque quisiera escuchar los motivos profundos, no los que “enseñan”, para haber optado por ese tipo de vida. Y, más que para escucharles, me gustaría preguntarles cómo es posible que alguien opte por no poder “descansar en paz” noche tras noche. Preguntarles quiénes son y cómo valoran a sus “hermanos” y congéneres para que los ninguneen y no les importe qué va a ser de sus vidas y los vean únicamente como “herramientas maltratables” a disposición de sus insanos deseos. Preguntarles por personas con cara, nombre y apellidos que sufren y mueren por sus caprichos. Preguntarles por…
Y además de hacerles muchas preguntas que hace tiempo rondan ”en mis adentros” también me gustaría hacerles una oferta de vida diferente.
Me gustaría darles la oportunidad de sentir la alegría de repartir todo lo que han robado y restaurar, en la medida de lo posible, el mal hecho. Quisiera que fueran entregando un poco de harina en alguno de tantos lugares en los que hace tiempo que ni human los hornos ni huele a pan recién hecho. Me gustaría que vieran en directo el regocijo expresado en los ojos de los niños cuando se inaugura una fuente de agua limpia que surge en medio de su poblado. Desearía que escucharan la algarabía de los más pequeños que pueden asistir a una escuela hecha de adobe y chapa para aprender algunas nociones básicas y tener tiempo para compartir su niñez en lugar de ir a trabajar cuando apenas se sostienen en pie. Les propondría que los mismos que ganan ingentes cantidades de dinero con armas y bombas fueran los que levantaran las ciudades y poblados que han arrasado con sus “excelentes máquinas de aniquilar” personas y pueblos. Les….
Me gustaría que tuvieran una experiencia de alegría profunda, de bienestar absoluto, de “dormir en paz”,… de sentir cómo en la misma medida en la que van vaciándose sus “alforjas” cargadas de podredumbre, en la misma medida, van sintiéndose más a gusto consigo mismos y con el mundo que les rodea. Solo quisiera que tuvieran una experiencia real de lo que es vivir feliz y en compañía de los demás. Una sola experiencia.
Ya sé que soy bastante ingenuo, incluso soñador, pero permitidme que no pierda la ilusión de poder recuperar la felicidad de quienes no pueden ser felices, o mejor dicho, de quienes se empeñan en no ser felices e insisten en no dejar ser felices a los demás.
Es cuestión de un café…

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