martes, 24 de enero de 2017

"Lo pobre, débil y necio"

“Fijaos en vuestra asamblea, hermanos: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso.” 1Cor. 1,26-27

Fijaos en vuestra asamblea”,… seguro que lo hemos hecho en más de una ocasión. Y seguro que en más de una ocasión nos hemos sentido desilusionados porque nuestras Comunidades no son multitudinarias, ni son Comunidades con la fuerza de la juventud, ni los más pequeños son los que “más ruido” producen en nuestras asamblea, ni… ¿Cuántos recuerdos de los tiempos en los que era extraño que faltara algún vecino a la celebración dominical y al rosario de la tarde? ¿Cuántos suspiros en nuestras conversaciones sobre el futuro de algunas de nuestras celebraciones dominicales? ¡¡¡Por supuesto que nos hemos “fijado en nuestras asambleas”!!!
Y, por supuesto, que también hemos hablado sobre las causas de que la realidad sea tan evidente. Hemos hablado y valorado positivamente que, a diferencia de hace algunos años, nadie de siente obligado a asistir a las celebraciones, además de que “no está de moda” expresar la fe en la celebración dominical. Y hemos hablado de que el “ritmo de vida” de las familias más jóvenes no les deja otro espacio para estar juntos que el domingo a la mañana, en el mejor de los casos. Nos hemos “fijado en nuestras asambleas” y hemos descubierto que a pesar de los cambios realizados en la Iglesia, todavía nos quedan muchos cosas que cambiar y muchos esfuerzos por realizar para que sean asambleas vivas e iluminadoras de la realidad que vive nuestro mundo. Pasan los años y los cambios son demasiado lentos.
Y, tal vez equivocadamente, no hemos sido capaces de descubrir la riqueza de la realidad. Hemos mirado las asambleas desde la estadística y la “numerología” y no somos capaces de recordar este trocito de San Pablo que nos dice que “Dios ha elegido lo débil del mundo para humillar lo poderoso”. ¿Necesitamos unas Iglesias a rebosar para que el mensaje de Jesús tenga más credibilidad? ¿Es imprescindible que se llenen las iglesias del mundo entero de grandes intelectuales y afamadas personalidades?
No es el lugar, ni tampoco soy capaz, de hacer en unas pocas líneas un detallado estudio teológico-social del por qué hay tantos “huecos” en nuestras asambleas pero sí me parece importante que escuchemos detenidamente este trocito de la Carta a los Corintios. No estaremos muchos “poderosos” en las celebraciones pero si no valoramos lo pequeño, lo débil, “lo necio del  mundo”,… es señal de que no hemos comprendido ni la “elección” realizada por Dios” ni la manera de actuar de Jesús ni tampoco el lugar de la Iglesia en este mundo en el que nos toca vivir.
¿Queremos que llegue la Buena Noticia de Jesús a todas las personas y a todos los rincones? Por supuesto. ¿Queremos que nuestras asambleas estén compuestas por muchas personas y de todas las edades y de todas las condiciones? Por supuesto. ¿Queremos que nuestras Comunidades sean Comunidades dinámicas que den testimonio con valentía de los valores del reino? Por supuesto. ¿Queremos…? Pero los deseos solo se harán realidad si partimos de valorar la realidad, de valorar lo pobre, “lo débil y necio” porque, insisto, esa es la elección de Dios.
Es necesario dejar de “soñar” con la “iglesia de cristiandad” de hace unos cuantos lustros y valorar, vivir y buscar la iglesia que vive desde lo débil y lo pobre, la iglesia que ofrece su Buena Noticia en todas las esferas de la vida del pueblo, la iglesia que respeta la libertad de todas y cada una de las personas, la iglesia que sufre con quien sufre y la iglesia que se alegra cuando descubre que el Reino de Dios no es algo de antaño sino que es una realidad en la vida de cada día. Y también es la hora de que la iglesia desde su pequeñez cumpla con su función de denunciar abiertamente, siempre desde el amor, aquellas actitudes y realidades que impiden el desarrollo de las personas y de los pueblos.
Somos pocos, somos débiles, somos mayores, somos… pero no olvidemos que somos Hijos de Dios, que somos Iglesia de Dios, que somos Profetas, que somos Bautizados, que somos… y que solo desde lo pobre, débil y necio podremos iluminar nuestra realidad, aunque lo poderoso, grandioso, multitudinario,… sea una tentación también para la Iglesia.

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