Pasados los carnavales con sus
expresiones más dispares, hoy se nos convoca a los creyentes a comenzar con
alegría el tiempo de Cuaresma y a aprovechar estas jornadas que nos faltan para
la Semana Santa para acercarnos un poco a Dios, a Jesús y su mensaje y a las
personas con las que compartimos nuestra historia.
Tiempo en el que, ante todo,
conviene tener claro cuáles son los objetivos para poder poner los medios
necesarios. Como en tantas cosas de la vida, si hacemos una mezcolanza de
objetivos y medios para conseguirlos tenemos casi “todos los boletos” para
equivocarnos en nuestra manera de vivir este tiempo que hoy estrenamos.
El objetivo de la Cuaresma es
que nos preparemos, personal y comunitariamente, para vivir con sentido la muerte
y resurrección de Jesús que celebraremos, si Dios quiere, la próxima Semana
Santa. La muerte de Jesús en la cruz y su resurrección son eventos tan
fundamentales para los creyentes que merece la pena prepararlos con el máximo
mimo.
Y para que esa preparación pueda
ser mínimamente “eficaz” conviene que elijamos los medios más acordes a lo que
estamos viviendo personalmente, en nuestras casas, en nuestra sociedad, en
nuestra Iglesia,… Seguro que no son los mismos medios que en años anteriores
porque serán distintas las circunstancias que nos rodean. Conviene que
dediquemos un espacio de tiempo a descubrir en dónde estamos, a dónde queremos
llegar y los medios que vamos a utilizar para ese camino.
Nadie mejor que nosotros mismos
para decirnos “en dónde estoy”, aunque no siempre lo tengamos muy claro y por
eso tal vez merezca la pena tener un tiempo de “desierto”, como Jesús, un
tiempo de silencio, de soledad, de tranquilidad,… para mirarnos hacia dentro y
descubrir cuál es el momento en el que nos encontramos en nuestro caminar con
respecto a la fe y en cuanto a todo lo que nos rodea.
Es conveniente al preguntarnos
por “dónde estoy” que seamos sinceros con nosotros mismos. No conozco a nadie,
y seguramente no lo exista, que no tenga que reconocer alguna miseria en su trayecto
vital. La cuaresma es un buen momento para poner al descubierto esas actitudes
mejorables, esos momentos que crean tinieblas a los demás, esos olvidos de Dios,
ese creernos el “centro del mundo”, ese egoísmo que perjudica al hermano, ese… Todos
tenemos “estorbos” que no nos dejan escuchar a Jesús en nuestra vida diaria y
todos tenemos “tentaciones” de elegir caminos diferentes a los propuestos por
Jesús. Reconocerlos, solicitar perdón y caminar con nuevos bríos parece un buen
medio para alcanzar lo deseado.
Parece evidente que si queremos
descubrir la fuerza liberadora y salvadora de la muerte y resurrección de Jesús
deberíamos tener espacios para “conocerle” un poco mejor. Rememorar, y tal vez
descubrir, su manera de actuar y desmenuzar su mensaje de salvación. Gozar con
la presentación de un Dios cercano, misericordioso y… Padre. Nunca nos arrepentiremos
de haber dedicado tiempo, e incluso esfuerzos, en comprender la actualidad y la
luz que aporta el evangelio leído con un corazón limpio. Probablemente sea el medio
común a utilizar en Cuaresma por toda la cristiandad.
Y no olvidemos que no podremos
aprovechar en toda su extensión este tiempo de cuaresma si nuestros preparativos
no tienen reflejo en las personas con los que compartimos nuestro devenir. No
buscamos que nadie nos aplauda porque hacemos lo que hemos de hacer, lo que
buscamos es que nuestra fe y nuestra vida estén íntimamente unidas. Que se note
que nuestra fe nos lanza a vivir de una determinada manera, que nos ayuda a
analizar la realidad, a denunciar lo que no es justo ni liberador y a vivir más
felices haciendo felices a los demás. Una cuaresma que no tenga repercusión en
las personas que nos rodean…
Termino. La muerte y la
resurrección de Jesús dan sentido a nuestra fe y nuestro objetivo no es otro
que celebrar esos grandes acontecimientos habiendo “arreglado nuestra casa”,
conociendo mejor su sentido para nosotros y para nuestro mundo. ¿Eso supone un
esfuerzo? Seguro que sí pero… la ocasión lo merece.
¡¡¡¡¡Ánimo y a prepararnos para la “Luz” que nos llega!!!!!
Muy atinada, como casi siempre, la reflexión planteada. Definir objetivos (cada cual el suyo) es imprescindible para poder alcanzarlos con los medios adecuados. En los tiempos que corren, todo son prisas y estrés. Merece la pena dedicar un ratito al día a estar en silencio (gran lujo al parecer)y pensar sobre el devenir de nuestras vidas. Leer cada día el evangelio y "darle una vuelta" no lleva más de diez minutos. ¿De verdad no podemos sacar diez minutos al día?. Sinceramente creo que querer es poder. Puede parecer a primera vista que cada Semana Santa es parecida a las ya vividas. Nada mas lejos de la realidad. Las circunstancias vitales nunca se repiten. Y el mensaje de Cristo es sorprendentemente actual. Interpela nuestras conciencias porque es exigente. Dios es infinitamente misericordioso. Nunca se cansa de perdonar nuestros muchos defectos. Tal vez somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón. La muerte y resurrección de Jesucristo es lo nuclear del cristianismo. Preparémonos para captar la inmensa profundidad del mensaje de Jesús. Feliz cuaresma a todos.
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