Aprovecho la imagen de este precioso mantel de un humilde altar para
invitaros a gozar de las celebraciones de esta semana santa que estamos a punto
de comenzar.
Una semana con celebraciones muy diferentes a las de
otras épocas del año y que de por sí ya son reuniones a las que estamos
llamados a disfrutar.
La llegada de Jesús a Jerusalén aclamado por la gente
sencilla en el Domingo de Ramos; la cena de despedida de Jesús, el jueves
santo, en la que recordaremos al Maestro arrodillado a los pies de los
discípulos para lavarles los pies e indicándoles: “haced vosotros lo mismo”; el
viernes santo con la Cruz como centro en recuerdo de la muerte de Jesús clavado
mirando a los crucificados de nuestro tiempo; la vigilia pascual del sábado a
la noche utilizando símbolos como el fuego, el agua, dedicando un tiempo
especial a escuchar la Palabra de Dios y descubrir al Dios de la Vida y el
Domingo de Pascua, en compañía de los creyentes del mundo entero, expresar
nuestro gozo por la Resurrección de Jesús, por la apuesta de Dios por la Vida y
por ser, nosotros mismos, destinatarios de esa Vida. Son diferentes a las
habituales, son bonitas y siempre nuevas si somos capaces de actualizar lo que
en ellas celebramos.
Semana está aderezada con muchas costumbres y tradiciones
que no debieran nunca despistarnos del objetivo fundamental: celebrar, vivir,
acontecimientos básicos para nuestra vida de seguidores de Jesús hoy y aquí.
Sería una pena desaprovechar una nueva oportunidad que se nos brinda de
compartir con los vecinos, y con los creyentes del mundo entero, momentos tan manifiestos
de por dónde caminar en la vida de cada día.
Semana de tener momentos de paz y de reflexión, de dedicar
momentos a la oración pausada, de dejarse llevar por los ritmos propios de las
celebraciones y por sus mensajes convincentes, de dedicar tiempo a escuchar a
quienes viven a tu lado y, por qué no, también de dedicar unas jornadas a
rebajar el ritmo apretado de las labores cotidianas para dejar espacio al
sosiego y, por ejemplo, a la vida familiar.
Son pocos días, mejor dicho podrían ser más días, pero si
nos empeñamos los podemos aprovechar para nuestro crecimiento personal y para
renovar nuestro compromiso de bautizados. Las oportunidades son para ser
aprovechadas y esta semana es una de ellas.
Que ustedes la disfruten y la gocen, como la ocasión se
lo merece.
La Semana Santa es la semana esencial y mas importante del año para los cristianos que recordamos la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo reafirmándonos en lo nuclear de nuestra fe y en nuestra condición de bautizados. Una ocasión única para el recogimiento, la oración y el agradecimiento a quien dio la vida en la cruz por nosotros ofreciéndonos nada menos que el perdón de nuestros numerosos pecados y la vida eterna. Vivamos la Semana santa como se merece y con fe renovada. Un saludo a todos.
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