Cada vez se escucha más en nuestras calles que “la
navidad es un tostón”:
“A mí me trae recuerdos tristes porque echo
en falta a personas queridas”. “A mí me supone un esfuerzo para la cartera que
no me puedo permitir y…”. “A mí me da pereza tanta comida y tanto andar de una
casa para otra”. “A mí me aburren las “felices navidades” dichas con la boca
pero sin corazón”. “A mí me molestan estos días de máxima expresión del
consumismo”. “A mí me molesta el despilfarro delas luces, de la lotería y de
los fuegos artificiales”. “A mí…”.
No puedo menos que expresar que a mí me encantan
las fiestas alrededor del portal de Belén, alrededor del nacimiento del
Salvador. Me gustan y las gozo. No entiendo demasiado bien la fiesta de fin de
año pero tampoco me “hace daño”. Disfruto de la fiesta de los Magos de Oriente,
aunque el tema de los regalos consumistas, y demás estorbos, no me aportan nada
especial.
Vivir el Nacimiento de “el Salvador”, celebrar y
sentir de nuevo que nuestro Dios es un ”Dios-con-nosotros”, que es acostado en
un pesebre y adorado por los pastores me parece que es tan Buena Noticia,
también para nosotros, que merece vivirlo con la mayor alegría que seamos
capaces.
Me fastidia que la sociedad consumista haya
impregnado tanto la auténtica Navidad que produzca hartazgo y frustración en
muchos de nuestros hogares. Lo siento de verdad. En primer lugar, porque no me
gusta ver agobiado al personal por algo tan artificial como la “felicidad a
cambio de cosas” y, en segundo lugar, porque la “navidad de los regalos y de la
lotería”, año tras año, nos demuestra que no aporta nada a la auténtica Navidad
ni nunca produce la felicidad publicitada. Me da pena de verdad. ¡¡Eso sí me
produce insatisfacción!!
Sirva la imagen de arriba para expresar mis
mejores deseos para todos vosotros y para vuestras familias y también sirva
como invitación a “acercarnos a Belén”, junto con los pastores, a ver qué es lo
que ha sucedido. Abramos los ojos y no nos asustemos de que el Salvador se
encuentre acostado en un pesebre y hagamos todo lo posible para que no se haga
realidad la frase del evangelio de Juan: “Vino a su casa, y los suyos no lo
recibieron”. ¡¡Sería un absurdo error!!
EGUBERRI ON!!!!!!!!
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