lunes, 26 de diciembre de 2016

¡Vamos a Belén!

“Los pastores se decían unos a otros: “Vayamos, pues, hasta Belén, y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado. Los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.” (Lc. 15 y 16).

Belén. Representación de pastores.
No es mal ejercicio para estas jornadas recorrer el mismo camino que hicieron los pastores. Tras la sorpresa de la Navidad, tras la sorpresa de escuchar que Dios insiste en compartir nuestro caminar y tras la sorpresa de que quiere comenzar ese acompañamiento desde estar acostado en un pesebre, estaría bien que siguiéramos a los pastores que se acercan hasta Belén. 
Ahora que ya hemos sobrellevado la primera gran oleada de mensajes consumistas, ahora que ya hemos podido celebrar con los cristianos del mundo entero la gran noticia del “Nacimiento del Salvador, del Mesías, del Señor”, es bueno que dediquemos estas jornadas a acercarnos, junto con los pastores, a ver si lo anunciado es cierto o…
Es bueno, y necesario, que busquemos en los “establos” de nuestro mundo a ese “Dios que se hace carne”. Es importante que lo busquemos en los “pesebres”, no en los “palacios”, porque acertar con el lugar sí es importante. Es importante que lo busquemos en las familias sencillas de nuestros pueblos y ciudades, en las familias migrantes como la familia de Jesús, en las familias que no tienen “sitio en la posada”, en las familias que sufren la soledad, el abandono o el dolor.
Belén. Basílica de la Natividad
No es tan complicado realizar este “camino hacia Belén”. ¿Quién de nosotros no conoce alguna familia que está sufriendo porque la enfermedad de un ser querido? ¿Quién no conoce alguna familia que se las ve y se las desea para llegar a fin de mes? ¿Quién no conoce alguna familia de emigrantes que añora a su familia y sus tradiciones en estas jornadas? ¿Quién no conoce a alguna familia que lo está pasando mal porque se está resquebrajando la convivencia por cualquier motivo? No nos empeñemos en buscar a ese Salvador en otros lugares “más modernos y apetecibles pero menos acogedores”. Se equivocaron los judíos que esperaban un Mesías poderoso y “palaciego” y sería una pena que también nosotros cayéramos en el mismo error.
¡¡Vayamos a Belén siguiendo a los pastores!! Nos vendrá bien el “ejercicio”, nos ayudará a comprender la profundidad de la Navidad frente al “sinsentido de las navidades” y nos ayudará a sentir la alegría profunda del Nacimiento de Jesús como Salvador, como Mesías, como Señor. Celebraremos la Navidad no como un aniversario sino como una realidad festiva  en nuestras familias, pueblos y naciones.
¡¡¡Buen viaje!!!

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