“Los pastores se decían unos a otros: “Vayamos, pues,
hasta Belén, y veamos lo que ha sucedido y el Señor nos ha manifestado. Los
pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño
acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel
niño.” (Lc. 15 y 16).
Belén. Representación de pastores. |
No es mal ejercicio para estas jornadas recorrer
el mismo camino que hicieron los pastores. Tras la sorpresa de la Navidad, tras
la sorpresa de escuchar que Dios insiste en compartir nuestro caminar y tras la
sorpresa de que quiere comenzar ese acompañamiento desde estar acostado en un
pesebre, estaría bien que siguiéramos a los pastores que se acercan hasta
Belén.
Ahora que ya hemos sobrellevado la primera gran
oleada de mensajes consumistas, ahora que ya hemos podido celebrar con los
cristianos del mundo entero la gran noticia del “Nacimiento del Salvador, del
Mesías, del Señor”, es bueno que dediquemos estas jornadas a acercarnos, junto
con los pastores, a ver si lo anunciado es cierto o…
Es bueno, y necesario, que busquemos en los “establos”
de nuestro mundo a ese “Dios que se hace carne”. Es importante que lo busquemos
en los “pesebres”, no en los “palacios”, porque acertar con el lugar sí es
importante. Es importante que lo busquemos en las familias sencillas de
nuestros pueblos y ciudades, en las familias migrantes como la familia de Jesús,
en las familias que no tienen “sitio en la posada”, en las familias que sufren
la soledad, el abandono o el dolor.
Belén. Basílica de la Natividad |
No es tan complicado realizar este “camino hacia
Belén”. ¿Quién de nosotros no conoce alguna familia que está sufriendo porque
la enfermedad de un ser querido? ¿Quién no conoce alguna familia que se las ve
y se las desea para llegar a fin de mes? ¿Quién no conoce alguna familia de
emigrantes que añora a su familia y sus tradiciones en estas jornadas? ¿Quién
no conoce a alguna familia que lo está pasando mal porque se está
resquebrajando la convivencia por cualquier motivo? No nos empeñemos en buscar a
ese Salvador en otros lugares “más modernos y apetecibles pero menos
acogedores”. Se equivocaron los judíos que esperaban un Mesías poderoso y
“palaciego” y sería una pena que también nosotros cayéramos en el mismo error.
¡¡Vayamos a Belén siguiendo a los pastores!! Nos
vendrá bien el “ejercicio”, nos ayudará a comprender la profundidad de la
Navidad frente al “sinsentido de las navidades” y nos ayudará a sentir la
alegría profunda del Nacimiento de Jesús como Salvador, como Mesías, como
Señor. Celebraremos la Navidad no como un aniversario sino como una realidad
festiva en nuestras familias, pueblos y
naciones.
¡¡¡Buen viaje!!!
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