sábado, 7 de mayo de 2016

Carta a Don Cobarde de la Cerilla

Señor Don Cobarde de la Cerilla:
Tenga a bien aceptar el encabezado de estas pocas líneas, aunque usted y yo, sabemos que no se corresponde sino a un tratamiento de cortesía por mi parte porque, evidentemente, usted no se merece semejante calificación.
Txaula utilizada por Txiki
“Señor”, según la Real Academia de la Lengua, es la “persona que muestra dignidad en su comportamiento o aspecto” y sin entrar en su “aspecto” que no lo conozco, aunque me lo imagino, es evidente que la dignidad la perdió hace tiempo y, por tanto, en lugar de encabezar estas líneas con el tratamiento de Señor, debiera haberlo comenzado dirigiéndome a usted como “gentuza  de pacotilla”.
Sí he acertado a la hora de usar su nombre de pila: “Cobarde”. Sé que sus progenitores eligieron otro nombre mucho más bonito en el momento de su nacimiento. Pero es evidente que usted ha elegido “ocultar” el nombre que eligió su familia para utilizar este otro que, al parecer, se acerca más a su verdadera realidad vital. Y no solo he acertado en el nombre elegido sino que “quiero felicitarle” por llevarlo a su máxima expresión.
Cobarde porque no se atreve a defender sus pareceres en público, porque se esconde tras hechos consumados sin ponerlos a la luz de la verdad, porque no fue capaz de quedarse al “calor” de las chabolas hasta que llegáramos las personas que valorábamos esas construcciones como parte de una manera de conservar la cultura de nuestro pueblo, el símbolo de una manera de ejercer una más que digna profesión y la mejor expresión de hacer un uso sostenible de la naturaleza.
Txaula utilizada por Josu y Pepín
Como buen cobarde, no pudo evitar la tentación de regresar a su hogar, mejor dicho, a su madriguera, con las manos temblorosas por el “trabajo bien realizado”.  Espero, y deseo que le sigan temblando esas manos mientras no deje de ser cobarde. Deseo informarle de que no es tan difícil abandonar ese nombre que se ha empeñado en colocarse: se reconoce el mal generado, se afronta las consecuencias del mal realizado y se recupera el nombre de pila que le regalaron sus progenitores en el momento de su nacimiento. Si se para a pensarlo… (si es que no se le ha olvidado), es mucho más bonito enseñar un nombre tan bonito como “Valiente” que estar toda la vida escondiéndose tras este nombre de “Cobarde”.
Termino con un breve comentario sobre su “sobrenombre” o apellido, “de la Cerilla”.
Había varias opciones para “apellidarle” pero al final me he decantado por éste porque creo que es el más benévolo. Benévolo porque su forma de actuar es demasiado anticuada. Esa manera de tomarse la justicia por su mano, esa manera de hacer mal, esa manera de sentirse un ser superior, esa manera de considerarse siempre la verdad máxima, esa manera de estar por encima “del bien y del mal”, esa manera de acabar con los bienes de los demás, esa manera…
Está usted muy chapado a la antigua. “Le ha salido bien” en otras ocasiones e incluso está usted muy “orgulloso” de esta labor realizada… pero le podemos asegurar que de lo que hoy está orgulloso le supondrá en un futuro no muy lejano un peso muy difícil de soportar. Y, no olvide, haga saber a quienes le ríen su cobardía que para que la “cerilla” comience su combustión es necesario una “superficie rugosa” sobre la que restregarla y, por tanto, son cooperantes necesarios para haber realizado semejante fechoría. A ellos también les olerá a fuego sus ropas mientras vivan y no reconozcan su parte en esta tropelía.
Estado de las dos txaulas tras el incendio (23-04-2016)
Cobarde de la Cerilla, te has reído suficiente de las autoridades municipales y provinciales, de la Junta de Ruzabal, de los amantes de la cultura y de la naturaleza, has hecho desaparecer un patrimonio de toda la provincia y, lo más grave, has hecho sufrir demasiado a personas. Necesitas un correctivo por parte de esta sociedad que ampara todos tus derechos pero que, no lo olvides, también te exige unos deberes. Esperamos y deseamos que, antes que después, caiga sobre ti el peso de la ley y para ello no parece exagerado que los encargados de administrarla pongan los medios necesarios para poder aplicarla (no como en otras ocasiones) y también la sociedad en general colabore lo máximo posible para que la familia “de la Cerilla” no siga siendo la “administradora” de la justicia en nuestros tiempos.
“La historia pone a cada uno en su sitio”… y no hay excepciones.

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