jueves, 9 de abril de 2020

A LA ESPERA DE LA CENA...


“Jueves Santo”. Tanta “sobredosis” de números, explicaciones, ruedas de prensa,… tantas rutinas perdidas por esta pandemia que nadie, creo, sabe muy bien las consecuencias que nos va dejar, tantas precauciones a las que sumarse, tatos aplausos al viento para que lleguen a quienes nos protegen, tantas caceroladas merecidas, tantas relaciones no permitidas, tantas alegrías no compartidas, tantas lágrimas no expresadas,… y nos hemos presentado en el Jueves Santo.
Jueves Santo en el que los que queremos seguir a Jesús, aunque a veces no lo consigamos, estamos invitados a celebrar, no solo recordar, una de las cenas “más famosas” de la historia.
Una cena tradicional para los judíos que se convirtió en la cena de despedida de quien se presentó ante su pueblo como el Mesías esperado y deseado por el pueblo de Israel durante mucho tiempo. Cena en la que no estaba solo sino bien acompañado por sus mejores amigos, sus discípulos, sus elegidos y que se convirtió en “la cena de su despedida”.
Y como despedida que es, Jesús quiere que queden muy claras algunos mensajes. Mensajes que hoy tiene la misma fuerza y la misma actualidad. Jesús lava los pies de sus apóstoles, les invita a que realicen los mismos gestos que Él hace en la cena y nos deja el mensaje central de toda su predicación: el Amor como único Mandamiento.
Merece la pena que miremos con suma atención a lo sucedido por su enorme actualidad. Insisto. No se trata de recordar, no. Se trata de vivir, de nuevo, semejante acontecimiento.
Abrir nuestros corazones para sacar las lecciones oportunas de ese Jesús arrodillado para limpiar los pies de sus discípulos, de ese Jesús que quiere quedarse entre nosotros siempre que nos reunimos a recordar esa Última Cena, de ese Jesús que el Amor sea el “motor” de nuestras vidas.

Esperamos que llegue la “hora de cenar”… pero vayamos haciendo preparativos para que no nos pille andrajosos y sin nuestras mejores galas.. Una buena ducha para quitar los malos olores de las luchas diarias, un buen perfume que haga agradable mi presencia a quien le toque sentarse a mi lado, unos hermosos atavíos, aunque sean muy sencillos,… Abramos nuestros armarios para encontrar la ropa adecuada con la que asistir. ¿Vestido de fiesta para celebrar todo lo compartido o vestido de luto por tratarse de una despedida? Una ocasión como la que se nos ofrece… bien merece la pena que le dediquemos un  tiempo a los preparativos.
Pero, sobre todo, dediquemos un tiempo a los preparativos de nuestro corazón. Abrámosle sin miedo para que todo lo que suceda en “nuestra cena de hoy” sea alimento para nuestro caminar, luz para nuestras tinieblas, energía para nuestras tinieblas y alegría para compartirla con quienes nos rodean. Amor, humildad, servicio, donación,… bien merece que tengamos nuestros oídos bien atentos para no perder ni un solo detalle de todo lo que va a suceder.
¡NOS VEMOS ALREDEDOR DE LA MESA!

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