Comenzamos esta Semana Santa con un cosquilleo especial porque nunca nos hemos visto “en una como ésta”. ¿Cómo celebrar estas grandes fiestas para los creyentes sin algunas expresiones de religiosidad popular como las procesiones?, ¿cómo celebrar la Semana Santa, fiestas de la Comunidad por excelencia, sin la presencia cercana de los compañeros en la fe?, ¿cómo expresar nuestra cercanía a ese Jesús que lava los pies a los discípulos y se queda en la Eucaristía… sin la celebración presencial en la Última Cena?, ¿cómo expresar nuestra fe en la Cruz de Jesús sin poder acercar a besarla junto con la Comunidad y acompañar a la Madre Dolorosa?, ¿cómo voy a vivir la Resurrección de Jesús, el eje central de nuestra fe?,… ¿CÓMO?
Pues tendremos que esperar a responder a todos estos interrogantes a cuando vayan pasando las fechas, las celebraciones en la TV, las reflexiones compartidas en los nuevos medios de comunicación,… No es posible responder a los interrogantes antes de que suceda por inquietos que podamos sentirnos en algunos momentos. De ahí ese cosquilleo, esos “nervios”, esas inseguridades,…
Es bueno que sintamos ese cosquilleo, aunque a veces nos produzca incertidumbre. Es bueno porque quiere decir que tenemos ganas de vivir la Semana Santa… y eso es lo importante. Somos “animales de costumbres” y salirnos de “lo de siempre” nos causa nervios, cuando no agobios. ¿Cómo? Tal vez no sea lo más importante.
Sí nos debiera preocupar si nos sentamos a esperar que pase una semana más de nuestro confinamiento y no nos pusiéramos en actitud de aprovechar esta OPORTUNIDAD que se nos brinda de vivir una Semana Santa diferente. Una Semana Santa que nadie de nosotros ha tenido la oportunidad de vivirla de esta manera y, ojalá, no la tengan que vivir las generaciones que viene por detrás. Aprovechar las oportunidades que se nos brindan en la vida es una actitud que hay que ejercitarla… y esta semana es una buena ocasión.
Una oportunidad para vivir nuestra fe en nuestra casa recordando las palabras de Jesús a la Samaritana: “Créeme mujer: se acerca la hora en que no daréis culto al Padre ni en este monte ni en Jerusalén… Se acerca la hora, o mejor dicho, ha llegado, en que los que dan culto auténtico darán culto al Padre con espíritu y verdad. … Dios es espíritu, y los que lo adoran han de dar culto con espíritu y verdad”. (Juan 3,22-24)
¿Podemos celebrar esta Semana Santa “con espíritu y en verdad”? ¿Podemos hacerlo en familia? Por supuesto que podemos y todos tenemos herramientas para que esto sea así.

El Domingo de Ramos es el pórtico de la Semana Santa, pórtico bajo el que hay que pasar para seguir caminando hacia la Pascua. Conviene que demos ese paso a lo largo de este día y no tengamos ningún miedo a zambullirnos en esta experiencia gozosa de descubrir que la Vida es más fuerte que la Muerte y que Dios “sigue empeñado” que también sea así, hoy y aquí.
ASTE SANTUA ZORIONTSUA!
¡FELIZ SEMANA SANTA!
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