sábado, 18 de abril de 2020

"PAZ A VOSOTROS"

     
     Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
medio y les dijo:
     «Paz a vosotros».
     Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:

     «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
                                                                                  (Juan 20,19-21)

Sí, Paz a nosotros que estamos viviendo esta situación tan incómoda para todos y tan dolorosa para muchos. Sí, a nosotros Jesús Resucitado nos dice en este tiempo de Pascua: PAZ A VOSOTROS.
Es el saludo del Resucitado a sus discípulos que se interrogan por su futuro, por cómo es posible que un proyecto tan hermoso haya terminado en la Cruz, que preparan la vuelta al pueblo y al trabajo que dejaron por seguir a quien decía ser el Mesías esperado por Israel, que se preguntan por… innumerables cuestiones a las que no son capaces de responder.
 Y es el saludo que también recibimos nosotros, nuestras familias, nuestro pueblo,… y que suena tan bien en estos momento de zozobra porque pensábamos que estaba “todo muy bien montado” pero que un minúsculo virus nos ha puesto todo “patas arriba”. Necesitamos esa Paz de Jesús Resucitado.
Nos ha demostrado tantas cosas esta situación que convendría no desaprovechar la ocasión. La solidaridad de la sociedad, el trabajo de quienes cuidan nuestra salud, la importancia de la familia y los buenos amigos, la necesidad de socializar los momentos buenos y también los tristes y complicados,… La lista es muy larga.
Nos ha demostrado, de manera contundente, lo que es importante, lo que no lo es tanto y lo que es “basurilla”. Y si nos paramos un poco a reflexionar seguro que nos habremos dado cuenta de que tal vez nuestra vida, en algunos asuntos, no estaba asentada donde debiera. Tal vez, solo tal vez, nos haya ayudado esta experiencia a realizar algunos cambios en nuestra escala de valores.
Creo que es un buen momento para recibir esa Paz del Resucitado. Es con esa Paz como podemos acomodar nuestra manera de ser y de vivir a lo que Él nos indicó como “Camino, Verdad y Vida”. ¿Recordáis? Él fue quien, sin miramientos, se presentó como “Camino, Verdad y Vida” para toda la Humanidad. Y, además, en la Cena de Despedida con sus discípulos nos dejó el hatillo que nunca debemos olvidar: Humildad, Servicio y, por encima de todo, el Amor.
Como siempre, escuchar a Jesús Resucitado regalándonos ese saludo, “Paz a vosotros”, debe ayudarnos a hacerle un hueco en nuestra vida sencilla de cada día. Nos debiera ayudar a valorar a las cosas y a las personas por lo que son. Las cosas son… cosas. Y las personas somos… Hijos de Dios y, por tanto, todos hermanos. Sin excepción. Y, por tanto, saber valorar todo en su justa medida. Importante lección aprendida desde la mocedad… pero no siempre suficientemente recordada.
Recibir ese saludo debiera recibir una respuesta por nuestra parte. Siempre hemos escuchado que a quien saluda…, ¿qué menos que contestar? Es lo que exige una mínima “educación”. ¿Cómo contesto a este Jesús que me saluda después de su Resurrección? ¿Le digo “aúpa” y me doy la vuelta? ¿Le digo “gracias” y que tengo prisa? ¿Le contesto que “no escucho bien”? ¿Le digo “siéntate a charlar” que te voy a hacer unas preguntas? ¿Le digo…? ¿Qué le digo? Algo hay que contestar… ¿Qué menos?
Con la alegría de haber recibido el saludo del Hijo de Dios, continuamos de Fiesta, de Fiesta Grande: Pascua de Resurrección. Que seamos capaces de gozar y compartir toda esa alegría, aunque estemos “confinados”.
¡¡¡FELICES PASCUAS!!!
     

No hay comentarios:

Publicar un comentario