Se acaba el Adviento y todo "huele" a Navidad. Son pocas las horas que nos separan de la gran Fiesta del Nacimiento del Hijo de Dios en nuestras casas y calles.
Me apetece "Compartir sin prisa" este texto de Isaías que creo que nos puede ayudar a cargar de significado profundo el final del Adviento.
Es Palabra de Dios que parece querer iluminar algunos de los retos de esta sociedad que tanto necesita "luz en las tinieblas".
Leamos despacio...
Lectura del libro de Isaías 58, 6-11
Así dice el Señor:
«El ayuno que yo quiero es éste:
Abrir las prisiones injustas,
hacer saltar los cerrojos de los cepos,
dejar libres a los oprimidos,
romper todos los cepos;
partir tu pan con el hambriento,
hospedar a los pobres sin techo,
vestir al que ves desnudo,
y no cerrarte a tu propia carne.
Entonces romperá tu luz como la aurora,
en seguida te brotará la carne sana;
te abrirá camino la justicia,
detrás irá la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor, y te responderá;
gritarás, y te dirá: "Aquí estoy".
Cuando destierres de ti la opresión,
el gesto amenazador y la maledicencia,
cuando partas tu pan con el hambriento
y sacies el estómago del indigente,
brillará tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad se volverá mediodía.
El Señor te dará reposo permanente,
en el desierto saciará tu hambre,
hará fuertes tus huesos,
serás un huerto bien regado,
un manantial de aguas
cuya vena nunca engaña».
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