lunes, 13 de junio de 2016

Decepción

Puedo aseguraros que había otras opciones mejores para terminar el domingo que ponerse delante de la televisión para presenciar el debate televisivo sobre economía que ofrecía una de las cadenas. Pero no es menos cierto que por pura “responsabilidad civil” parecía obligado hacer un esfuerzo e intentar sacar algunas conclusiones de lo que allí se cociera. Era claro que los invitados eran los “segundos espadas” de los partidos invitados, la moderadora suficientemente capaz de “torear” con semejantes morlacos, el tema debatido se considera crucial en todos los programas,… Me parecía que debía realizar un esfuerzo. Ahora me apetece compartir con vosotros algunas conclusiones que saqué tras prestar atención a los cuatro invitados, aun reconociendo que según iban transcurriendo los minutos… el interés iba decreciendo y Morfeo atacaba con sus múltiples y poderosas artimañas.


Y empiezo mi valoración por el final para que no haya engaños en los demás comentarios. Me sentí decepcionado. Así de claro y rotundo. No por uno o por dos de los partidos sino por los cuatro que están “llamados” a ganar las elecciones o a repetir la búsqueda de puntos de encuentro para que no se repita el bochornoso espectáculo que nos han ofrecido tras las elecciones de diciembre. Decepcionado.
Decepcionado por las formas. Mi impresión, tal vez equivocada, es que su preocupación era cumplir las instrucciones de los asesores de imagen. Hay, creo yo, otras formas que cuidar que las “políticamente” correctas. Por poner un ejemplo, no se pueden presentar ante los electores quienes no saben respetar los turnos del otro contertulio. Será una argucia televisiva pero, sobre todo y ante todo, es una falta de educación. No es posible que utilicen “prácticas guerrilleras” a la hora de presentar lo que ellos consideran el núcleo de sus programas electorales. Parece que no han comprendido que el “y tú más”, “la herencia recibida”, “los números amañados”, “las buenas intenciones”,… aburren al electorado y, además no son creíbles. Si es verdad que se creen que tienen la llave para desentrañar los problemas de las personas y de los pueblos debieran hacer un discurso limpio, amable, claro, respetuoso y contundente, aunque nunca exclusivo.
Y decepcionado, sobre todo, por el fondo. Nos vuelven a presentar, y en esto coinciden todos, la economía, el dinero, como el salvador de todos los problemas. No es una herramienta sino que, insisto, todos, lo convierten en el objetivo principal de su función política y el “salvador” de todos los males. Planteamientos mejor o peor expresados, quitando de aquí y poniendo allá, subiendo o bajando impuestos, discutiendo sobre las pensiones,… según su teoría, y sin excepción alguna, si la economía va bien… lo demás “marcha sobre ruedas”. La economía, según sus discursos, es la que da “sentido y sabor” a todo lo demás. Una vez más nos quieren vender que el dinero es, y debe, ser el centro de sus afanes y también de nuestros desvelos.
Me da pena que al presentar unas propuestas económicas no se dedique un tiempo a definir, por parte de ninguno de los cuatro, un estilo de tratar las cuestiones económicas, que no se oyera ni un solo discurso sobre los valores previos a tomar las decisiones y a impulsar las acciones, una autocrítica sobre los errores cometidos,… Todo números y estadísticas leídas desde mi interés y para mis intereses. Me costó ver algún guiño real, real, a las necesidades de los ciudadanos.
Nada nuevo. El “dios” de nuestro mundo es el dinero y parece que no hay iniciativa alguna para cambiar esta deidad, al menos yo no lo encontré y tal vez haya que buscarla en alguna otra iniciativa política, aunque…. Seguiremos insistiendo, aunque seamos menos, que hay otra manera de valorar las cosas materiales y denunciando que, aunque algunos se empeñen, el dinero no lo es todo.
Y, hoy, nuevo debate. Hoy salen al coso los primeros espadas. No tengo intención de  comentarlo en este medio, aunque sí seguirlo con la máxima intención, veremos si también atención, de encontrar propuestas válidas para nuestro realidad. Igual me pongo un listón muy alto pero…

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