Ya ha llegado esta jornada de Junio siempre especial y ha
llegado para que gocemos de ella como se merece. Los estudiantes porque, por
fin, los “codos” reciben el alivio propio de las vacaciones y se disponen a
disfrutar de unas jornadas esperadas durante todo el año. Los que comienzan a
disfrutar de las vacaciones laborales porque hay tiempo para estar con la
familia y los amigos de una manera más relajada. Los que sustituyen a estos
últimos porque tienen un pequeño respiro en sus agobios económicos. Los que
tienen que recoger la hierba para alimentar el ganado en épocas menos propicias
porque, a pesar de las grandes pechadas que hay que soportar, el tiempo siempre
se estabiliza un poco más y permite realizar las labores en mejores condiciones
(aunque hoy…). A los que disfrutan de las fiestas populares les llega su “época
dorada” con un calendario cargado de hitos imposibles de rehuir. Los que… Para
mucha gente esta fiesta de San Juan Bautista es una especie de “frontera” que
gusta cruzar porque parece que se abre un espacio diferente del año.
Dejamos para comentar en otro momento la magia (no se
puede llamar de otra manera) de la que está impregnada esta fiesta de la noche pasada
de las hogueras, del significado del fuego, de las leyendas, de la naturaleza,…
Nos llevaría muy lejos y algún día intentaré “compartir sin prisa” algunas
cosas de éstas ante las que no debemos de cerrar los ojos porque están ahí, han
estado y van a seguir estando.
Hoy quiero compartir con vosotros una sencilla reflexión
sobre la importancia de este personaje como encargado de señalar al Mesías
entre la humanidad y aprovechar esta fiesta para “recoger el guante” que se nos
lanza a cada uno de nosotros. No es que la etnografía y la cultura milenaria no
me interese, todo lo contrario, sino que hoy me apetece más escribir sobre lo
que me parece que es más actual y también más comprometido de este personaje, Juan
el Bautista.
Lo que más admiro de este personaje es saber cuál es su
sitio y cuál es su misión, cuál el encargo recibido y su lugar en los planes de
Dios. Ni más ni menos. Él sabe que no es el Mesías, sabe que no es el
“protagonista de esta película” sino que es el que “señala al protagonista”,
que no es lo mismo ni parecido. Algunos querían colocarle en el primer lugar en
el “listado de créditos” pero él lo tiene muy claro: “no soy digno de desatarle la correa de las sandalias” (Jn.
1,27). El objetivo de su vida no es
“parecerse a…” o “ascender a…” sino cumplir su cometido. Ni más ni menos.
Conoce qué es lo que Dios espera de él y lo cumple. Y no descansa hasta que
está seguro de que ha cumplido su misión y ha acertado a la hora de señalar a
Jesús como el Mesías esperado por Israel durante siglos.
Según la tradición, cueva en la que nació Juan Bautista |
Cuando el Bautista escucha la respuesta que Jesús había
dado a los dos discípulos que envió a preguntarle si era “el que ha de venir”, entonces da por concluida su misión. Bien
hecha, por cierto. Trascribo la respuesta de Jesús por si alguien no la
recuerda: “los ciegos ven y los cojos
andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y
se anuncia a los pobres la Buena Nueva” (Mt. 11,5). Seguro que este texto
va a ser protagonista de algún comentario pausado,… muy pausado. Simplemente lo
anoto hoy para saber cuál es el final de la misión de Juan.
¡Cuán importante es saber cuál es nuestra encomienda en este
mundo en el que nos ha tocado vivir y también en nuestra Iglesia! ¡Cuántas
frustraciones personales y grupales se evitarían si cada uno de nosotros
buscara cumplir con su misión, y sólo eso! ¡Cuánta energía perdida en ser igual
que fulanito y en hacer las mismas cosas que menganita! ¡Cuánta envidia de no
sé qué! ¡Cuántos traumas sufridos por no ser como zutano!
Hay innumerables motivos para celebrar esta fiesta
popular en nuestro entorno pero también es una buena oportunidad para
preguntarnos por nuestro papel en los espacios en los que nos movemos y nos
desarrollamos. Seguro que nos hemos planteado muchas veces este interrogante y
hemos respondido desde la sinceridad y la responsabilidad, pero esta es una
respuesta que necesita actualidad. No sirve la contestación de cuando la
sociedad funcionaba con otros retos y con otras necesidades, no sirve la
respuesta de cuando las circunstancias de mi vida eran diferentes a las de hoy,
no sirve la respuesta de cuando mi fe se encontraba en otros dilemas, no sirve…
Hoy, ¿cuál es mi lugar y mi misión? Estoy seguro que este
interrogante nos ayudará a celebrar esta fiesta de hoy.
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